Luces y sombras

Antonio Méndez

Enchufes con engaño

POBRE paradoja final de esta historia si tras la sutil venganza esta semana del PP contra el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Málaga, Rafael Fuentes, al aplicarle el refrán de quien a yerro mata a yerro muere, la conclusión es que el silencio es la mejor virtud en política porque todos siempre tenemos algo por lo que callar. Fuentes ha consumido cualquier posibilidad de encabezar la lista al Ayuntamiento de Málaga en 2011. Ya era improbable pero no imposible. La casi certeza de una derrota podía disuadir a muchos aspirantes y al final optar por él como último remedio. A la vista de su torpeza esta semana, tendré que acabar dándole le razón a los populares, interesados en que conservara el cargo y que en cuanto han visto que representaba un incordio peligroso lo han desactivado. Le será muy difícil dar la talla como jefe de la oposición local en los 15 meses que restan hasta los comicios con su credibilidad minada.

Si hay algo que se detesta es una media verdad. El lunes, dos días antes de que se hiciera público su episodio, hablé con él. La mujer de su hermano ya estaba trabajando en la empresa Sopde, dependiente de Diputación y de la que Fuentes era gerente, cuando comenzó a salir con él. Al convertirse en su cuñada y siendo él ya concejal dio la orden de que no se le renovara su contrato. Es más, al enterarse de que había presentado su currículo para una bolsa de trabajo le obligó a retirarlo, fue su explicación. Casi le digo en ese instante que la afectada debió denunciarlo por acoso laboral y comenté que los populares habían perdido el norte.

Dos días más tarde, Fuentes admitió que cuando entró a trabajar ya conocía a la aspirante porque pertenecía a la pandilla de su hermano. Pero desconocía que eran novios. Después asumió que sí sabía que salían juntos, pero que eso no era un vínculo. Después nos enteramos de que la había fichado como su secretaria y que el último de los contratos que le renovó, ya en otro puesto, fue a seis meses de la boda. Y, finalmente, supimos que nada pesó el parentesco con el fin de la relación laboral de su cuñada con la Sopde: Diputación suprimió el programa Málaga en Flamenco, para el que trabajaba, y el equipo se quedó en la calle, menos el director y un periodista para redactar el balance. Lo malo no es si un político enchufa sino si también engaña.

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