la ciudad y los días

Carlos Colón

Enigmática amenaza, burda trampa

SEGÚN Rubalcaba, recién estrenado líder del PSOE (porque para sacar a un partido de un bache electoral, nadie más indicado que quien lo metió en él), "si el PP sigue su plan para hacer retroceder España 30 años, el PSOE se replanteará revisar el concordato con la Santa Sede que se firmó en la Transición". El periódico afín al PSOE del que tomo la referencia añade, al modo de las acotaciones que hace Dickens cuando reproduce los discursos del club Pickwick: "Como broche inesperado, Rubalcaba ha soltado la bomba que ha puesto en pie a gran parte del auditorio". La importancia que se da al aviso o amenaza de Rubalcaba (la bomba) y el énfasis que pone en el entusiasmo que suscita (ha puesto en pie al auditorio) no son casuales.

Porque cabe preguntarse: ¿qué puñetas tiene que ver la revisión del concordato con el plan del PP para hacer retroceder a España 30 años?

Nada. Salvo que se quiera dar a entender que el PP es un partido nacionalcatólico, una marioneta clerical que la Iglesia utiliza para inmiscuirse en los asuntos públicos, imponiendo a todos la moral católica. Y que para castigar a la perversa instigadora eclesial se va a revisar el concordato con la Santa Sede. Sólo así se entendería la enigmática amenaza que vincula al PP con la revisión del concordato.

La cosa huele a agitación y propaganda en versión cutre. Esta izquierda de pega que actúa como la derecha y en tantos casos vive como los señoritos crápulas se ve obligada a convocar fantasmas, agitar prejuicios, exhumar rencores, inventarse conspiraciones y agigantar enemigos para seguir pareciendo progresista.

En 2008 el Congreso Federal del PSOE rechazó la propuesta de revisión de los acuerdos con la Santa Sede presentada por Izquierda Socialista y las Juventudes Socialistas. ¿Qué ha cambiado? El hundimiento del proyecto Zapatero que, como tantas veces sucede en los naufragios, ha dejado tras de sí la marea negra de la instrumentalización partidista de la Memoria Histórica. El fracaso del 20-N, que ha obligado a radicalizar posiciones. Y como este radicalismo no se quiere ni se puede aplicar a cuestiones de verdadero calado en este trágico momento de 5,3 millones de parados, se recurre al folclore comecuras y a la carnavalada de intentar hacer creer que el PP, además de poseer poderes mágicos para hacer viajar a España en el tiempo, es una quinta columna vaticana.

No se lo creen ni ellos. Pero sí, por lo visto, los militantes que se ponen en pie para aplaudir cuando oyen la gilipollez manipuladora de que "si el PP sigue retrocediendo, el PSOE se planteará la revisión del acuerdo con la Santa Sede".

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