Postales desde el filo

Espero equivocarme

Más que en sectores orgánicos, el PSOE quedó dividido en tribus morales

El resultado de los avales obtenidos por cada candidato, a las primarias del PSOE, no ha sido el esperado. Al menos, el que esperaba Susana Díaz. Antes de conocerse el resultado definitivo, en el que aumenta ligeramente su diferencia con sus competidores, la dirigente andaluza dijo, tirando de ironía, que era la tercera vez que Sánchez estaba contento por quedar segundo. Lo cierto es que ni ella ni sus colaboradores esperaban un resultado tan ajustado. Las 135.951 firmas presentadas han sido minuciosamente comprobadas por los verificadores que han descartado casi diez mil de ellas. No suena bien lo de verificadores, recuerda el insidioso lenguaje batasuno, por mucho que este PSOE necesite verdaderos artesanos de la paz. No esos visitantes extraños empeñados en ver el problema Vasco como un conflicto entre Hutus y Tutsis.

Los sanchistas, ninguneando al tercer candidato, dicen que sólo hay dos proyectos en estas primarias: uno y su contrario. No por lo que puedan decir los distintos documentos ideológicos o estratégicos, que serán bastante parecidos, la insalvable dicotomía viene de aquellos polvos: los lamentables acontecimientos de octubre. De donde salió un PSOE dolorosamente dividido. Y de lo que vino después, que sólo sirvió para agrandar la ruptura. Desde la intrincada decisión de abstenerse en la investidura a cuando Sánchez, hoy segundo en el ranking de las primarias, en la entrevista con Évole se sumó a la teoría de Podemos de considerar la abstención un golpe de Estado perpetrado por "la trama". En mi opinión, todo aquello produjo una fractura irrecuperable. Más que en sectores orgánicos, el PSOE quedó dividido en tribus morales. Conviene aclarar que una cosa es ganar las primarias y otra liderar el partido. Si no que le pregunten a Rubalcaba o al mismísimo Pedro Sánchez, cuyas victorias en las anteriores primarias no sólo no resolvieron el problema del liderazgo sino que ambos fueron cuestionados desde su llegada a Ferraz. Líder, lo que se dice líder, sólo será quien sea capaz de unir el partido. Para eso hace falta autoridad moral y por ahora de Susana y Pedro, en el actual conflicto del PSOE, sólo conocemos su capacidad para dividir.Si las primarias anteriores no resolvieron el problema de liderazgo, nada indica que, por el camino que llevan, éstas vayan a ser distintas. Más bien, sobran razones para pensar todo lo contrario. Espero equivocarme, no sería la primera vez.

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