Estudios recientes demuestran, sin ningún género de duda, que el ser humano a la hora de votar mira exclusivamente el número de inauguraciones que hacen los candidatos en año electoral. De ahí los nervios de los líderes mediáticos.

ESTOS ESTUDIOS.- Afirman que el votante medio está casi cuatro años en una especie de aletargamiento del que sólo puede ser despertado a base de ver a hombres con traje, corbata y casco de obra o similar. El votante medio mirará con cariño lo ridículo de la estampa y terminará votando al susodicho/a sin saber muy bien porqué. Es lo que, en términos técnicos, se denomina “el voto tonto”.

LOS CIENTÍFICOS.- Que han realizado este estudio, al ser preguntados sobre la influencia que pueda tener, por ejemplo, que un museo anunciado con un coste de dos kilos vaya ya por casi siete, sí, el Pompidou, no me hagan hablar, afirman que si el candidato se logra hacer la foto inaugurando el tema, el personal acudirá a votarle en masa haciendo oídos sordos a todo lo demás.

ANTE LAS DUDAS.- De algunos de los presentes sobre la credibilidad de este estudio, los científicos han defendido su trabajo argumentando que si no fuera porque la gente vota en función de quién inaugure qué en año electoral no tendría sentido ver el ridículo de nuestros políticos intentando hacerse una foto como si su vida dependiera de ello. También han señalado que ellos llevan batas blancas y nosotros no y que eso quiere decir algo.

EL TRABAJO.- También afirma que no hay nada que excite más a un político que hacer algún acto que haya prohibido la Junta Electoral por considerarlo un acto de campaña. El nivel de placer está por encima de cuando te quitas unos zapatos que te aprietan por nuevos y por debajo, aunque poco, de ganar en el último minuto un mundial. Además este placer es compartido por políticos y jefes de prensa que al utilizar triquiñuelas, como publicitar un acto prohibido en redes sociales, para saltarse a la Junta Electoral sienten en su interior ser como el Vaquilla.

EN CUALQUIER CASO.- El estudio señala que últimamente se está empezando a dar el caso de votantes a los que se la trae al pairo que se inaugure o no algo hecho con su dinero, lo que quieren es que ese dinero esté bien invertido y además buscan en sus gobernantes que sean eficaces y no electoralistas de última hora. El número de estos votantes es una incógnita que se resolverá en siguientes elecciones.

No he conocido jamás a nadie que vaya a un mitin de un partido a ver si le convencen y les vota. Tampoco he sabido de ninguna persona que, tras ver inaugurar una fuente, haya decidido cambiar su intención de voto por el que corta la cinta. Pese a ello, cada vez que hay cita electoral tenemos que asistir al tsunami de inauguraciones y broncas con la Junta Electoral de políticos de todos los colores. La única explicación que encuentro es que deben tener un estudio parecido al que les he traído hoy. O que no saben hacer otra cosa.

@jjblanesmalaga

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