DE REOJO

José María Requena

Experiencia cercana a la muerte

NI así, como "experiencia cercana a la muerte" o con sus siglas ECM, se llama a las visiones que narran quienes pasando por un trance rayano a la muerte clínica, a la postre logran revivir. Multitud de libros y versiones dan prolija fe de esa flotación inmaterial que siente la criatura, mientras desde la altura observa su cuerpo real abatido e inerte y oye cómo los demás le da por fallecido. Hace años, un clásico sobre el tema, La muerte, un amanecer de la psiquiatra Kübler-Ross, popularizó las ECM, con crónicas de reavivados que coinciden en el guión tipo de transitar durante su levitación alucinada por un oscuro túnel al final del cual ven signos luminosos, hasta hallarse flotando junto a una figura esplendorosa. Y aún más típico que al retornar a su corporeidad, todos se propongan cambiar radicalmente su trayectoria vital. Hasta la pagana neurociencia asume hoy la franqueza de tales relatos, causados por una falta de oxígeno que desestabiliza el equilibrio químico neuronal, provocando un estallido de actividad, susceptible de originar vivencias místicas similares a los efectos de algunos alucinógenos.

Y vengo soplando tales gaitas al observar, confieso que atónito, el estado de virtual levitación en el que aparenta transitar el Gobierno avistando una y otra vez desde el oscuro túnel por el que peregrinamos, indelebles fulgores ficticios para luego alzarse a la Presidencia europea pontificando que vamos a salvar a occidente de la recesión a golpe de proclama, mientras que la insolente prensa continental nos cree económicamente inertes y abatidos. ¿Será que el Gobierno ve lo que el resto no vemos, o viceversa? Lo parece. Y eso no es bueno nunca y menos en esta grave crisis financiera, superpuesta sobre otras graves crisis internas de identidades y valores, cuyo alivio exige políticos lúcidos y creíbles, respaldados por partidos coherentes y con criterios legitimados por una gran mayoría de españoles. Alguna luz de esperanza aportan dos sorpresas recientes: que ZP se avenga a reformar el hasta ayer sacrosanto sistema laboral y que cite pasajes bíblicos en sus plegarias con Obama. Acaso sean signos ciertos de ese típico propósito, como habitúa en quienes sufren ECM, de cambiar radicalmente su trayectoria vital cuando regresan a su corporeidad. En este caso es posible que a causa del electroshock de Davos. Pues nada, que ojalá se recupere del todo. A ser posible mientras deja paso a otros líderes de su partido, que los tiene, capaces de acometer ese pacto de estado indispensable para afrontar con un mínimo de garantía los retos urgentes que atenazan hoy al país. Y así quizá algún día podamos atisbar algún que otro amanecer.

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