Postales desde el filo

FELIZ ENTRADA DE AÑO

No será difícil para 2017 mejorar 2016. El panorama que deja atrás el año que hoy termina es desolador

Sé lo que están pensando, pero no será difícil para 2017 mejorar 2016. El listón está demasiado bajo, el panorama que deja atrás el año que hoy termina es bastante desolador. No es que no hayan ocurrido algunas cosas buenas, pero en la suma de lo acontecido el mal gana por goleada. Los hechos están tan presentes que es inútil enumerarlos. Parece que, con la gran recesión como acelerante, algunas amenazas latentes se hayan materializado en estos meses aciagos. Intentar entender lo que está pasando es la mejor fórmula para evitar el derrotismo. Aunque reconozco la dificultad de intentar interpretar las circunstancias que han llevado a la Casa Blanca a un personaje que, por evitar odiosas comparaciones históricas, recuerda -con su pelo anaranjado y su arsenal nuclear- al malo de una historieta de superhéroes. Es el tipo de acontecimiento que recuerda inevitablemente el periodo más terrible del siglo XX. Lo cierto es que se podría decir del triunfo de Trump lo que Deleuze y Guattari dijeron sobre el Reich: "las masas no fueron engañadas, las masas desearon el fascismo". Hay innumerables estudios, artículos y ensayos sobre los cambios que vivimos; invocar el cambio ha pasado de ser una promesa a una amenaza. Uno de esos libros es Estudios del Malestar de José Luis Pardo, Premio Anagrama de Ensayo. Por ejemplo, nos dice el autor que "…el populismo no admite más verdad que la autenticidad que él mismo es capaz de construir"; una forma sencilla de definir lo que significa haber entrado en la era posfactual. Resume también el dilema entre los "contractualistas" que consideran que el pacto social, el consenso constitucional en el caso español, es la fuente del bienestar (que, por lo tanto, es esencialmente bienestar jurídico) y los "conflictivistas" que consideran que sólo el conflicto autentifica la política y la sostiene como tal.

Más que el fin del bipartidismo y la aparición de nuevos actores políticos, lo que ha cambiado en nuestro país es que cada vez sean más los que cuestionan algo elemental y básico en democracia: "que en el Estado moderno sólo el derecho puede delimitar el terreno de la política". Como hay que recordar a tantos populismos identitarios, independentistas y demás compañeros de viaje, que "no hay una fundamentación natural del poder político, porque el poder político sólo puede tener una fundamentación jurídica".

Feliz entrada de año......si no es mucho pedir.

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