Desde la Caleta

Manuel Atencia / Robledo

Fraga y el cambio

DON Manuel Fraga, merecedor del reconocimiento y el homenaje como un gran español que lo dio todo por este país, forma parte de la Historia de España y su figura pertenece, como los demás grandes políticos que contribuyeron decisivamente al paso de la dictadura a la democracia, al patrimonio común de todos los españoles.

Su muerte se produce en un momento en que una de sus grandes obras -probablemente la mayor ellas- el Partido Popular, se ha convertido en la fuerza política más importante de Europa, con enormes responsabilidades de gobierno en todos los ámbitos territoriales, y acaba de asumir con un amplísimo apoyo el Gobierno de España.

Estamos además a dos meses de completar el proceso de cambio que en mayo del pasado año se inició en todo el país. En sesenta días se decide si Andalucía deja de ser la única Comunidad que se resiste al cambio político o por el contrario se incorpora a ese proceso y cambia de gobernantes.

Ya estamos de hecho en otro período electoral. Va a ser una campaña dura porque el PSOE afronta estas elecciones autonómicas, por vez primera, como probable perdedor y por tanto con altas posibilidades de abandonar el poder que ha detentado hegemónicamente desde hace treinta años, de forma ininterrumpida. En cambio, la formación política en la que militaba Manuel Fraga las afronta con casi todo a favor y con la oportunidad de hacer historia y protagonizar el cambio político que Andalucía precisa.

Los resultados de las elecciones generales, con la victoria del PP en Andalucía por nueve puntos y los sondeos más recientes de IESA y Capdea corroboran ese ambiente general. Según esos estudios de opinión, un altísimo porcentaje de andaluces (más del 73%) se muestran favorables al cambio político que solo puede traer Javier Arenas, a la vez que amplían la mayoría que obtuvieron los populares hace un par de meses.

El agotamiento del proyecto político socialista así como la debilidad y la división del PSOE andaluz no ayudan nada a aumentar las expectativas electorales de los todavía gobernantes. El escándalo de los ERE y de los demás manejos fraudulentos que se han producido en el mismo corazón de la Junta con el dinero previsto para apoyar el empleo, son un alegato a favor del cambio y de la necesidad de la alternancia política en Andalucía.

Para algunos el conocimiento público de estos hechos tan graves son la puntilla que le faltaba al PSOE para una estrepitosa derrota. En todo caso, evidencian la urgencia de su paso a la oposición para que afronten la imprescindible regeneración y en la Junta entre el aire fresco y limpio necesario.

El único argumento de la campaña socialista centrado en evitar la marea azul me parece tan débil como poco efectivo. El único riesgo que tenemos los andaluces es precisamente el contrario, quedarnos aislados del futuro.

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