Ocoraje, si la versión de Gladiator es la que se estrenó hace unos días en Sevilla en el marco del Foro Joly, con Felipe González en el papel de Máximo Décimo Meridio. Para nuestro vetusto general, las virtudes que deben inspirar a un líder político son esas: fuerza y coraje. Virtudes que no consigue encontrar entre el resto de los 190.000 militantes del PSOE. Lo que debe ser cierto, si lo dice él después de 40 años de mando sobre las diezmadas legiones socialistas.

Fuerza y coraje, son cualidades esenciales para liarse a espadazos con las hordas bárbaras siguiendo una sencilla estrategia: a la señal, ira y fuego. Toda una declaración de principios sobre los tiempos que está por llegar y cómo quedará el páramo tras la refriega. Roma no se andaba con chiquitas, y desenvainadas las espadas, o avanzaban las fronteras unos cientos de millas hacia el norte o se consolidaban en el Rin, que viene a ser un accidente geográfico casi tan infranqueable como Despeñaperros. Dos condiciones necesarias para entrar en batalla con independencia de que seas bárbaro o romano, pero insuficientes a la hora de construir un proyecto político. Como diría Marco Aurelio, Roma era un ideal, y todos los ideales precisan de un discurso rico que los diferencie del de las otras alternativas. Un proyecto lo suficientemente ilusionante para que el general salga de la seguridad de su tranquila posición y se enfrente al nuevo emperador Cómodo a riesgo de su pescuezo y justifique que cinco mil legionarios yazcan en el barro. Una ilusión sin la cual, la contienda carece de sentido porque no deja de ser una mera lucha por el poder. Un discurso aun por escribir que, sin terminar de encontrar escritor ni corrector de estilo, espera probar suerte en el próximo encuentro.

Fuerza y honor se les daba por descontado a cualquiera de los legionarios a las órdenes de Máximo Décimo Meridio. De él se esperaba mucho más. Si reducimos las virtudes del nuevo líder del PSOE a estas dos, Felipe tendrá difícil la elección de la nueva secretaria general socialista. Para empezar, tendrá que elegir entre Susana y la leonas de la selección española de rugby, que el pasado viernes derrotaron a las pictas de la selección escocesa en su campo. Hace años que los mejores tratados de política se escriben en Hollywood y hasta ahora, solamente ellas podrán decir que lo que han hecho en la vida tendrá su eco en la eternidad.

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