Desde el fénix

José Ramón Del Río

Góticas

LOS de mi edad, si oyen hablar de góticas piensan en las bellísimas catedrales de Toledo, Burgos, León, Sevilla y otras, resultado de un arte creado y difundido por la Orden del Císter. También pensamos en la letra gótica, un tipo de escritura que entreveíamos en los misales de las iglesias y que reproducíamos en la clase de caligrafía, con las plumillas especiales de punta aplanada, para que el trazo de cada letra pudiera tener hasta tres grosores distintos.

Pero si hoy se habla de góticas a lo que nos referimos es a un movimiento cuyos miembros comparten una forma de vestir y de acicalarse y que tienen gustos musicales parecidos. Visten con prendas de color negro y acentúan, con maquillaje, la blancura de la tez, aunque resaltan cejas y labios con tonos rojos, morados o negros. Con su aspecto quieren recordar fantasmas, vampiros e incluso cadáveres, llegando algunos hasta el "satanismo". Parece que no comparten ideas políticas, filosóficas o religiosas. Su común denominador es, tan sólo, su aspecto externo, claramente fúnebre. Resulta curioso que mientras que la característica del arte gótico es la luminosidad, con sus arcos ojivales y muros diáfanos, estos nuevos góticos rindan pleitesía a la oscuridad y a la negrura. El movimiento nace en los años 70 del siglo pasado, pero tiene precedentes en la literatura de terror de fines del siglo XVIII. Aquí en España, en la revista satírica La Codorniz aparecía la "familia siniestra", precedente de los Monster.

Volviendo a lo nuestro, todo esto de los góticos viene a cuento por la difusión en internet de la foto que se hizo Zapatero con Obama, en su reciente viaje a EEUU, y en la que también aparecen, junto a su esposa y la del presidente americano, sus dos hijas. Estas últimas van vestidas, según dicen, con la estética gótica: trajes negros, colgante de la cruz griega, pulseras metálicas y calzando una de ellas botas militares. En la foto en la que sus rostros no están velados se aprecia también el maquillaje propio del estilo. Estas jóvenes tienen, por supuesto, el derecho a vestir como les parezca, aunque se ha discutido el derecho de sus padres a llevarlas con ellos en un viaje oficial, a cargo del erario público. Lo único que yo lamento es la propaganda involuntaria que le han hecho a ese movimiento gótico, porque la foto está en todos los ordenadores del mundo y la cultura de lo sombrío, oscuro y de la muerte nos ayuda poco. Estoy seguro que si las hijas del presidente hubieren presentido la difusión de la foto, en lugar de vestirse de góticas se hubieren puesto una camiseta con un rotulo solidario o de cualquier otra causa buena. Por ejemplo: " No voy a abortar, aunque tenga la edad".

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