Editorial

Griñán, en la estela viajera de Chaves

LA política de José Antonio Griñán al frente de la Junta de Andalucía puede calificarse, a casi seis meses de su investidura, de plenamente continuista de la de su antecesor y amigo, Manuel Chaves. Quienes esperaban que la sucesión implicara un cambio de estrategia o de modos de hacer política, necesarios en una situación marcada por cierta rutina, todavía aguardan a que la ilusión se materialice. También en la proyección exterior de la comunidad autónoma. Aunque defendemos que la mejor política exterior de Andalucía es una buena política exterior de España y que ninguna comunidad autonómica debe sustituir a la diplomacia de la nación, sino complementarla y tenerla al día sobre los intereses regionales, es ya un clásico del Estado descentralizado que los gobiernos autonómicos dediquen dinero, energías y esfuerzos a establecer relaciones con países extranjeros en los que sus territorios mantienen intereses y vínculos de cooperación importantes. En la Junta de Andalucía el destino prioritario de su Presidencia ha sido siempre Marruecos. Hasta nueve veces viajó al país vecino Manuel Chaves en visita oficial. Griñán ha querido también que su primer viaje exterior haya tenido como destino la nación marroquí. No obstante, los resultados de este viaje no han sido explicados, quizás por lo parcos que objetivamente resultan, pese a que el presidente andaluz se ha entrevistado nada menos que con nueve ministros, aunque no ha sido reclamado por el rey Mohamed VI. El mantenimiento de la cooperación con el desarrollo (que ha supuesto para la Junta 56 millones de euros desde 2003), una vaga promesa de promover centros profesionales para la juventud potencialmente emigrante de Marruecos, un respaldo ambiguo a los planes marroquíes sobre la autonomía del Sahara -semanas después de fotografiarse con niños saharauis traídos por el Frente Polisario- y la visita a la exposición comercial en Casablanca, que de todos modos hubieran celebrado los empresarios con inversiones en la zona, componen el bagaje, ciertamente pobre, de esta primera incursión del presidente Griñán fuera de Andalucía y de España.

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