No piensen que el título de este artículo es simplemente una aseveración llamativa que tiene poco que ver con la realidad. Aunque les parezca extraño, en el día de hoy, cuando la mayoría de los españoles amanecen preocupados por lo que pueda suceder en Cataluña, un reducido grupo de ciudadanos, a los que se les debe suponer altamente interesados en estos hechos, deben de compartir esa inquietud con otra, más doméstica y menos relevante, como es la participación en los comicios a la secretaría general provincial de su organización. Me estoy refiriendo lógicamente a las elecciones primarias del PSOE en las provincias andaluzas de Málaga y Almería. Es evidente que los militantes de este partido, como la mayoría de los ciudadanos, tienen capacidad para atender a dos cosas simultáneamente o, como se dice normalmente, son capaces de andar y mascar chicle a la vez (facultad que al parecer no todo el mundo le reconocía al presidente Reagan). Pero el hecho de que exista esa coincidencia no deja de ser inexplicable.

Por más que queramos justificarlo e incluso quitarle importancia, el hecho de que un día como el de hoy la militancia socialista se vea obligada a atender cuestiones propias indican una falta de sensibilidad política alarmante. No puede hablarse de casualidad, pues la fecha del 1-O se viene anunciando desde bastante antes de que se fijara el calendario del congreso regional y provincial, sino de una acusada endogamia de los dirigentes que fijaron la fecha que hicieron abstracción de la realidad exterior para centrarse sólo en cuestiones orgánicas. Este lamentable ensimismamiento proyecta una imagen poco atractiva de la organización política socialista. Claro que quizás a los que diseñaron este calendario, que casualmente era común para toda Andalucía, solo les han fallado las previsiones. Fijado el mínimo para poder celebrar las elecciones en la consecución del 20% de avales, se daba por descontado que esa proeza era inalcanzable para más de un candidato y por tanto no tendrían por qué celebrarse. Pero hete aquí, que por mor de la militancia díscola y poco sumisa a la dirección, se ha forzado esta aparente paradoja no prevista de que mientras que la sociedad preocupada tiene su atención centrada en Cataluña y su polémico referéndum, aquí, en el sur, los militantes del PSOE de Málaga y Almería se encuentran enredados también en anhelos menos trascendentes. Por tanto, como titula este artículo, hoy voto, aunque sólo sea para que esta exhibición de endogamia no vuelva a ocurrir.