Cartas

Identidad extraviadaCorriere della Sera (Italia)

¿Ministerio de Igualdad?

Esta carta es para informar a todos los malagueños de cómo se comienza en los ayuntamientos a ayudar al nuevo Ministerio de Igualdad. La asociación de vecinos, consumidores y usuarios Segalerva-Molinillo, de la cual soy secretario, elegido democráticamente por mis vecinos, vemos cómo una señora, concejal de nuestro Ayuntamiento, nos persigue esté en la concejalía que esté: me refiero a Mariví Romero, concejal del Distrito de Ciudad Jardín. El caso es que en nuestra asociación trabajamos por relanzar las costumbres malagueñas y entre ellas la de la cruz de mayo. Nuestra asociación, por motivos de linde del barrio de Segalerva, pertenece a dos distritos, el Distrito Ciudad Jardín y el Distrito Centro; mientras tenemos la suerte de que sea Diego Maldonado y su equipo quien tan bien y mucho trabaja por "su distrito", nos encontramos con una disyuntiva todo ilógica. Les cuento: cada año y siempre que lo necesitan nos llaman y acudimos a las diferentes comisiones, reuniones y plenos del Distrito Ciudad Jardín, porque pertenecemos al mismo de pleno derecho, sin embargo, a la hora de participar en el concurso de cruces de mayo que dicho distrito convoca, nos vemos año tras año excluidos del mismo, porque nuestra sede está situada en el Distrito Centro a escasos 20 metros de la linde de ese otro distrito para el cual trabajamos con nuestros vecinos que también son los mismos que, perteneciendo al Distrito Ciudad Jardín, realizan su cruz de mayo y no la pueden incluir en el concurso del barrio por el que acuden de pleno derecho a comisiones, reuniones, Plenos, etc. Me parece que Mariví Romero tiene algo que no debería existir entre nuestros concejales y es una persecución discriminatoria hacia una asociación que lo único que hace es trabajar para ellos, porque ni como concejal de Bienestar Social ni como concejal del Distrito Ciudad Jardín jamás hemos conseguido de ella ni el más mínimo miramiento. Gracias, Francisco de la Torre por dejarnos por lo menos a nuestro encantador Diego Maldonado, porque si no hubiese emigrado.

Luis Vicario Cabello (Málaga)

Justicia

La Administración de Justicia, con su lentitud, unida a sus errores nada infrecuentes y a la desconfianza que inspira en amplios sectores ciudadanos, no necesitaba de una prolongada huelga de funcionarios para desplazar hacia éstos la responsabilidad por el funcionamiento manifiestamente mejorable de la judicatura. Esa responsabilidad corresponde en primer lugar al poder judicial y, en segundo, al Gobierno de Zapatero, que lleva cuatro años en el poder. No todo, ni mucho menos, es falta de medios materiales en los juzgados, una realidad evidente, ni plantillas escasas de jueces, que requerirían continuada ampliación hasta ofrecer un servicio de calidad. Los funcionarios exigen una justa y paulatina igualación de sus salarios con los de sus homólogos dependientes de las Comunidades, cuyos sueldos se sitúan hasta un 60% por encima de los de los primeros.

Manuel Férriz (Correo electrónico)

Hay una cuestión gigantesca, no resuelta, de identidad. Berlusconi, inteligentemente, ya no airea el peligro comunista, pero la cuestión es antigua. Y tiene razón quien sostiene que ha sido el PCI el que nos la ha dejado en herencia. La izquierda italiana de matriz comunista la viene arrastrando desde antes del 89. Pero en 1989 se perdió la gran ocasión no ya de destruir toda la historia del PC italiano, sino de salvar lo vivo y vital que aquella historia, a pesar de todo, aún expresaba. Sólo de un modo habría podido salvarse: haciendo de ella una componente esencial de un gran partido socialista, popular, democrático y reformador. Éste sí que hubiera sido el gran hecho nuevo para la izquierda y para el país. Tras las vicisitudes que todos conocemos se ha creado el Partido Democrático, que ya no es comunista, no es socialista, no es socialdemocrático o laborista, y ni siquiera de izquierda, a causa de la contaminación entre postcomunistas y postdemocristianos; es sencillamente reformista. ¿No será que la mayoría de los romanos y de los italianos percibe esta izquierda - declaradamente no de izquierdas, pero que habla en nombre de la izquierda - como una fuerza de conservación, y no de transformación y de cambio? (...)

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