Creo que fue en el colegio donde oí aquello de "la ignorancia es muy atrevida". Años han pasado y en ellos he tratado de superar mis ignorancias con preguntas, lecturas, estudios monográficos y memoria que me han dado un buen resultado tanto en lo íntimo como en lo práctico. Todo esto fue una elección personal, quiero decir, contrastada solo por mí interpretando éxitos y fracasos. La llegada del móvil ha revolucionado todo este proceso y de manera sustancial e inmediata a nuestra ignorancia. Ya no sirve tanto la solución de estudiar, pensar... Se mira en el móvil lo que queremos saber y basta. Sí, basta, nada más. Hoy me dice la tele: "El 21% de las personas se arrepienten de algo que publicaron en las redes sociales". Estos arrepentidos virtuales ignoraban la trascendencia de colgarse en las redes sin paracaídas, sin antes pensarlo. No tengo móvil, ni ningún interés en tenerlo. Agradezco mucho el sentido de la ignorancia que me produce este tema y acepto gustoso su limitación. Me da seguridad e intimidad. Estoy mejor constatando desde mi ignorancia los atrevimientos de mi entorno.

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