Viviendo una primavera de manual. Entre la rebequita y la sandalia.En los termómetros, los estados de ánimo y la gabardina. Con tanta luz y escondite de Sol se nos retuerce el organismo. Mañanas que piden más tiempo entre sábanas. Días de complejos y vitaminas. El arreón final para embocar en una jornada continúa, quien la tuviere, y el fin de curso a dos meses vista. Tardes ilusas llenas de nuevos planes en la agenda emocional. Los paseantes y las bicicletas despuntan en abril con prisas pálidas. Pensionistas amortizando el paseo marítimo a cuerpo con polos desgastados. Los niños, corriendo peonzas, descubriendo el mundo gritando risas a la salida del cole y ahí al lado el instituto con hardolescentes absortos en su teléfono móvil despachando arrumacos virtuales. Marcados de paquete, hormonas, escote y roces pantalla con pantalla de móvil.

Abril es un mes impaciente y neurótico. Quizás se ha enterado demasiado tarde de que el invierno hace semanas que se escapó entre sus yemas de arena y rosal. Por eso, tal vez abril añore un cielo gris y nos tira por los charcos marrones, verdes, rojos y amarillos flor.También arco iris. Despertando todo lo que vuela, zumba o irrita. Abril es la némesis de los alérgicos al polen y los tontos de resfriado.

Con los estornudos llega el frenesí. Los presupuestos de la mayoría apuntalada.Ya sea en garito público o privado aluniza el arreón y el grito en este edén de las prisas. En 2018 abril nos regala el Festival de Málaga, atrezzo de las ilusiones que confunde ciudad y ficción. Barbudos por calle Alcazabilla pisando moqueta. Gafapastas. Acentos de toda España y Latinoamérica. Banderas desteñidas. Banderolas que ondean por la farolas y pájaros de cuenta trinando por las ramas y los nidos de las redes sociales.

Abril es un mes que produce extraños majarones, impetuosos, idealistas y por decreto de horóscopo los nacidos hasta el día veinte, bajo el signo de la cabra, engendrados en un revolcón veraniego a todo sudor. Y fiestas paganas como el día del libro del día 24, aniversario del nacimiento de Miguel de Cervantes. También en el mes de abril alumbraron a Milan Kundera, Gogol, Èmile Zola, Hans Christian Andersen de la plaza de la Marina, Marguerite Duras, Gabriela Mistral, Charlotte Bronte, María Zambrano y Vicente Aleixandre de la ciudad del paraíso. Así son las ilusiones y los brotes de abril.