Punto de vista

José Ramón del Río

jdel35@hotmail.com

Independentistas

Los terroristas presos de ETA quieren un encuentro con sus víctimas sin pararse a considerar si también lo quieren ellas

Leo en este diario una noticia procedente de agencias que relata que los presos de ETA admitirían "el daño causado" a cambio de excarcelaciones. Así lo ha manifestado el portavoz del Foro Social, trasladando lo que le ha dicho el Colectivo de presos de ETA. Antes de seguir adelante, y por si algún lector por razón de su poca edad no sabe a qué "daño" se refieren, habría que aclararle que consistió en innumerables asesinatos, secuestros y extorsiones, por lo que sufren prisión muchos miembros en cárceles sitas fuera del País Vasco. Quieren un encuentro con sus víctimas sin pararse a considerar si también lo quieren ellas, para "fijar una hoja de ruta transversal" de manera que en un "plazo razonable haya excarcelaciones". El objetivo final de la propuesta es que dentro de ese plazo se llegue a una sociedad sin presos "que convive y está reconciliada". Pero eso sí, sin pedir perdón, incluso "evitando los marcos de reproche", como si las víctimas fueran merecedores de algún reproche. Tampoco ofrecen ningún tipo de colaboración. Todo esto lo van a hacer público -según leo en otro periódico- con motivo de la manifestación que se celebrará mañana y en la que el coordinador del Foro Social, Olarra Guridi, hablará para impulsar el "proceso de paz", bien entendido que en este acto no se anunciará la disolución de la banda, que, como le reclaman en el País Vasco, es por donde debían haber empezado. No parece que, con estos planteamientos, la iniciativa, que es laudable por sus objetivos de convivencia y reconciliación, pueda prosperar. Es otra manifestación del buenismo de nuestros tiempos: Vd. hace lo que le place, me hace daño en mi persona o bienes y sin reparación, sin pedirme perdón, ni mostrar arrepentimiento, por un supuesto valor superior de convivencia, debemos continuar siendo amigos. Esto no es poner la otra mejilla, como manda el Evangelio, sino otra parte de nuestro cuerpo, que omito.

Toda la prensa refleja que, según las encuestas del CIS, la preocupación de los españoles por la independencia de Cataluña ha bajado considerablemente, de manera que de considerarse uno de los tres principales problemas del país ahora figura en quinto lugar. Es natural, porque ahora se sabe que iban de farol con aquella declaración unilateral de independencia de inmediato suspendida, con la fuga a Bruselas del que la proclamó y que ahora pretende ser el primer presidente, en todo el orbe, en ser investido telemáticamente. La aplicación de la Constitución y su artículo 155 también ha tenido mucho que ver con la disminución de la preocupación de los españoles.

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