Inercia electoral

Las últimas elecciones catalanas han mostrado algunas claves que auguran cambios importantes

Las últimas elecciones catalanas han mostrado algunas claves políticas que auguran cambios importantes en las próximas convocatorias. El ascenso de Ciudadanos, el equilibrio del PSOE, la caída de Podemos o el hundimiento del PP, en apenas dos años, es el producto de una inercia electoral que, desde el punto de vista estadístico, es muy complicada de frenar. Y los partidos lo saben bien, de ahí la importancia que la comunicación y la estrategia política tendrán a partir de ahora, pero los tiempos de desolación para algunos hacen difícil esta reacción.

Desde el punto de vista local, la posible retirada del actual Alcalde de Málaga en la siguiente convocatoria marca estos momentos de convulsión. Si bien es cierto que la actividad pública debe ser siempre, a lo sumo, una época limitada en la vida de cualquier ciudadano, las características políticas y técnicas del actual regidor son difíciles de encontrar en la actualidad. Por eso no debemos dejar pasar que su compromiso con la ciudad y su conocimiento del entorno sean exigibles a todo aquel que quiera sustituirlo. Aquellas ciudades que quieren abanderar el futuro deben ser muy estrictas con el nivel de sus candidatos a dirigirlo y Málaga, sin duda, merece continuar en la senda de desarrollo social, cultural, científico y tecnológico emprendidos.

En lo relativo a lo regional las sorpresas no se otean en el horizonte. Al igual que no parece que vaya a haber cambios en ninguno de los candidatos, los resultados podrían seguir siendo los mismos. Esto nos diferencia de lo que empieza a ocurrir en España, donde la sustitución del PP por Ciudadanos se entiende como un recambio generacional natural. Pero en Andalucía puede ser más complicada esta evolución, dada la irrelevancia política del partido naranja, que desaparece parlamentariamente día a día a la sombra del PSOE, como en el pasado ya le ocurriera a IU o al Partido Andalucista. Por último a nivel nacional las aguas bajan revueltas, y la incapacidad generalizada para ilusionar al electorado está beneficiando sin duda a Ciudadanos. El fracaso de Podemos en su delirio independentista ha sorprendido a propios y extraños, y la desconfianza ha calado en sus votantes. Apoyar a los supremacistas catalanes ha desmontado su discurso de proyecto nacional y de defensa de la igualdad, por tanto su apuesta por convertirse por decisión propia en un partido marginal ha comenzado.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios