Inocentes

Nadie se preocupó de comprobar la calidad de las gemas, tampoco de prever una cláusula de penalización

érase E una vez un avispado ex secretario de Estado de Cultura que conocedor de la obsesión del alcalde Málaga por montar en la ciudad una fábrica de museos, le ofreció uno de gemas que se exhibía en Valencia desde hace cinco años. Por una módica comisión para el ex político, el proyecto cuajó. Y Francisco de la Torre nos reunió de urgencia la noche antes de la presentación a los directores de los medios, con la presencia de los joyeros, para que allí mismo le diéramos nuestra aquiescencia. Y claro, qué dices delante de los promotores para no quedar como un maleducado después de que te den unas pinceladas de aquella extraña iniciativa. Como nadie puso en ese momento el grito en el cielo, para el regidor era suficiente para proclamar el respaldo mediático. Por cierto, no fue ése el caso, pero qué manía la del alcalde de convocarnos siempre a la hora del partido de las finales de Champions para realizar sus anuncios de gran transcendencia.

Art Natura se instalaría en el edificio de Tabacalera, comprado en su día para reunificar las distintas sedes del ayuntamiento. Pero luego se decidió que era mejor construir por 36 millones un edificio para Urbanismo. Las obras de rehabilitación de Tabacalera para dar cobijo a las gemas costaron 24 millones, cinco más de lo presupuestado. Nadie, por lo visto, conocía de antemano el estado de la cimentación del inmueble. Luego se descubrió que eran necesarias obras de micropilotaje. Así que en vez de 16 meses, para que estuviera todo listo en 2007, la reforma se prolongó cuatro años. Pero sin problema para los privados. Desde 2006 el Consistorio se comprometía a pagar un canon de 1,2 millones al año. Hubiera o no museo. Más de 5 millones en total.

Cuando el enfrentamiento entre las partes era más que evidente en 2010 y solo quedaba la resolución del contrato, todavía se convocó una oferta de empleo al que acudieron 60.000 inocentes. Como las elecciones municipales de 2011 estaban cerca, no era cuestión de contar la verdad. Así que el concejal de Cultura entonces, con el beneplácito de la comisión de seguimiento de la iniciativa, decidió ocultar que no habría museo ni puestos de trabajo que repartir. No era cuestión que los frustrados aspirantes a un puesto laboral en plena crisis decidieran votar contra De la Torre al conocer la tomadura de pelo.

Nadie se preocupó por ver la calidad de las gemas. No se redactó en el contrato una cláusula de penalización por incumplimiento de las partes. Nunca hubo museo y el asunto está en los tribunales. El Ayuntamiento acaba de terminar una comisión de investigación para analizar esta historia. Ya conocemos el veredicto final gracias al PP y Ciudadanos. No culpables.

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