Está claro que hay gente que no es apta para conducir cuando sus vicios con las drogas y el alcohol superan cualquier principio básico de responsabilidad y respeto por la vida de los demás. Desgraciadamente esta triste realidad se hace patente con demasiada frecuencia en las carreteras convertidas en campos de muerte cuando se ponen al volante estos desalmados inconscientes.

Hace sólo unos días morían dos ciclistas por culpa de una kamikaze que salió de fiesta y le importó poco subirse al coche después de haber bebido alcohol y haber consumido cocaína. Y así, sin más, terminó con la vida de dos personas que estaban a esa hora tan temprana del domingo en la carretera por motivos bien distintos. Habían madrugado dispuestos a disfrutar de su afición y murieron en el intento por la mala suerte de encontrarse en el camino con una imprudente que merece que recaiga sobre ella todo el peso de la ley.

Sí, está en prisión. Pero ya tiene poca solución lo que ha hecho. El endurecimiento de la legislación en materia de seguridad vial no admite debate. Es cierto que afortunadamente las cosas han cambiado mucho al respecto en estos años atrás. Pero a la vista está que no está siendo suficiente. Sobre todo, en el caso de los reincidentes.

Y es que parece que no era la primera vez que esta kamikaze hacía de las suyas. Que se sepa, al menos, había dado positivo en otro control de alcoholemía anterior hace cuatros y había sido condenada a trabajos comunitarios, además de quedarse sin carné de conducir durante unos meses. Pero no realizó el curso de reeducación y sensibilización vial al que obliga la Ley de Tráfico para poder volver a conducir y las consecuencias ya las sabemos.

Deben establecerse mayores controles y seguimiento en el caso de estos conductores a los que no parece importarles lo más mínimo el riesgo que supone llevar un coche bajo los efectos del alcohol y las drogas. Si ya lo demostró una vez, hay que ver la forma por la que se impida a esta gente que se pongan al volante de un coche mientras no se demuestre su concienciación y arrepentimiento porque si no lo volverán a hacer y el precio a pagar casi siempre es muy alto. La vida de otros que no tienen culpa y que seguramente estaban conduciendo correctamente.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios