UN fin de semana profuso deportivamente. Mañana arranca el Mundial de baloncesto. España defiende en Turquía el oro de Japón. También la Vuelta ciclista a España. Tres etapas discurren de domingo a martes por suelo malagueño, de Ronda a Gibralfaro. Miguel Ángel Jiménez se juega en Gleneagles (Escocia) una plaza en la Ryder Cup. Hay motos, coches... Y la Liga.

Sí, el pan y la mantequilla del balompié nacional ya están en la mesa. Con 20 campeones del mundo, un ramillete de estrellas internacionales, algunos cinturones apretados por la crisis, el efecto Mourinho bajo el microscopio para contrarrestar el embriagador y ganador sello de Guardiola en el Barcelona... Muchos atractivos a nivel nacional, incluso desde la vertiente mediática, con el mapa radiofónico vuelto del revés y un mercado de fichajes que se ha parecido al del fútbol.

Pero en Málaga, por encima de todas las cosas, es el año I de la era del jeque. En Martiricos se celebraba a mediados de mayo aquella sufridísima y agónica salvación, con Fernando Sanz llorando aliviado en el hombro de Florentino. Tres meses que han parecido tres años por todo lo que se ha generado, por lo que ha cambiado en el club, por dentro y por fuera. Pero la esencia continúa en el mismo lugar, en el césped (parece que muy mejorado en La Rosaleda), el balón, los jugadores y los técnicos. Han cambiado, pero ellos, jugadores y técnicos, acabarán determinando la nota del primer curso del proyecto de la familia Al Thani. Lo realizado durante el verano, gran parte de los cambios, se evalúa desde mañana a las 20:00. Es la peculiaridad del fútbol, del deporte. El trabajo de detrás nunca será excelente si el que se muestra ante el aficionado y las cámaras no es bueno. Una alta inversión, la mayor en la historia del club, alimenta las expectativas. Se ha apostado por jugadores de perfil desconocido para el gran público, sin experiencia en la élite española, por hombres en vez de nombres. Pero Málaga y el malaguismo han comprado la ilusión que se ha irradiado desde los nuevos propietarios, el mensaje a la vez mesurado y ambicioso. Hará falta tiempo y paciencia, bienes escasos en el fútbol. Mañana comienza la evaluación.

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