El apunte

José Antonio Carrizosa

Liquidez

ÉSTA es la primera crisis económica grave que Andalucía atraviesa con una clase empresarial digna de ese nombre. La larga etapa de crecimiento que ha antecedido a la debacle actual ha sido aprovechada en la región para crear un tejido empresarial, engordado en torno a los enormes crecimientos del sector inmobiliario y del dinero barato, pero que ha demostrado que en esta tierra se es capaz de poner en marcha proyectos, de asumir riesgos y de crear riqueza desde la iniciativa privada. Ahora llegan -y de qué forma- tiempos de vacas flacas y el incipiente empresariado andaluz tiene que enfrentarse a un camino tan desconocido como peligroso. Ese camino es muy difícil, casi imposible, de recorrer si se corta el oxígeno que las empresas necesitan para respirar: financiación y capacidad de endeudamiento.

La dramática falta de liquidez de los mercados financieros está dejando a las empresas desarmadas para hacer frente a lo que se les ha venido encima y bloquea no sólo los posibles planes de expansión que muchas de ellas tuvieran, sino también el flujo monetario imprescindible para el funcionamiento diario: pago a proveedores, nóminas... Las consecuencias las tienen ustedes en los periódicos de ayer: el paro llega ya en Andalucía al 18% y se sitúa siete puntos por encima de la media nacional. Por primera vez en años se destruye empleo de forma masiva en el conjunto de la economía española.

Así las cosas, es oportuno valorar el esfuerzo que se está haciendo desde el Gobierno andaluz para paliar en la medida de lo posible la falta de liquidez de las empresas. Se ha puesto en marcha un conjunto de medidas sobre las que el lector encontrará hoy amplia información en la sección de Andalucía. Pero mucho nos tememos que el plan de rescate de la Junta va a ser manifiestamente insuficiente y sólo va a parchear una situación que necesita de forma urgente una recuperación de la confianza que parece lejos de llegar. Ello, desgraciadamente, no está en manos de ninguna Administración. Mientras tanto, muchas de nuestras mejores empresas se están jugando, lisa y llanamente, su supervivencia.

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