La tribuna

Rafael Fuentes

Málaga: sin relato, sin discurso

HA pasado ya un año desde las elecciones municipales, ha pasado ya casi un año del inicio de esta nueva etapa de gobierno del PP en la ciudad de Málaga. Ha pasado ya un año y no nos hemos dado cuenta. Y no nos hemos dado cuenta por un hecho demasiado simple, no han hecho nada. Nada de nada, o mejor dicho, por ser exacto, una política de supervivencia, sin la ejecución, diseño o desarrollo de un proyecto de ciudad.

Bueno, es cierto que el equipo de gobierno del PP ha tenido tres iniciativas. La primera, el Museo de las Gemas en el edificio de Tabacalera. Qué gran ocasión vamos a perder para disponer de un espacio público para los malagueños que residen en la Carretera de Cádiz, aunque el grupo municipal socialista sigue peleando para que no suceda, nos tememos mucho que esto sucederá. Vamos a hacerle la infraestructura a una iniciativa privada, y de algo tan poco malagueño como las gemas. Inverosímil.

La segunda, el Málaga Valley. O el Málaga Valley Happening. O el Club Málaga e-27. O el barquito que estaba en el Puerto. O como se llame eso que desconocemos los malagueños. ¿O hay alguien en esta ciudad que sepa lo que es eso?

La tercera, y aunque parezca ciencia ficción, esa afirmación de De la Torre de que sigue pensando en "acabar la segunda torre de la Catedral". Y nosotros, desde el grupo socialista nos preguntamos: ¿Es que Málaga, sus distritos, sus barrios, no necesitan nada? A lo mejor tenemos unos adecuados equipamientos deportivos, culturales, asistenciales... en nuestros barrios y los malagueños no nos hemos enterado.

Escribo este artículo con el objetivo de analizar en qué hemos cambiado en este año del nuevo mandato municipal. Pero no creo en el análisis racional porque creo que nuestros problemas son más emocionales. No nos servirá el punteo necesario del contable que practica nuestro equipo de gobierno, donde, por ejemplo, la cultura se mide en metros cuadrados de nueva o futura creación.

"Sin memoria y sin futuro la ciudad es decadencia", dice Jordi Borja. A lo que sumo que sin relato, la ciudad es decadencia. Las ciudades deben tener su futuro, se debe pensar en establecer el futuro de Málaga. No se trata de su discurrir histórico plasmado en las páginas de los cronistas locales, de hazañas y personajes, ni de una acertada cronología de los hechos relevantes que, por otra parte, donde tienen su mejor archivo es en la propia configuración de la ciudad, como cuerpo vivo y evolutivo.

Porque sin relato, no hay liderazgo, no hay integración, no hay consenso. Y creo que esto es lo que pasa en Málaga. Que el equipo de gobierno del PP no encuentra el futuro de la ciudad de Málaga. Por lo tanto, ni visualizamos un liderazgo claro, ni los ciudadanos se sienten partícipes de un destino común, ni podemos establecer consensos (tampoco nos lo piden) entre las distintas formaciones políticas que representamos a los ciudadanos en la corporación municipal. Y este primer año de mandato lo demuestra. Y quiero decir que toda la culpa ni es achacable a quien gobierna, también a quien tiene como responsabilidad vigilar y controlar esa acción de gobierno.

¿Sabe el equipo de gobierno, sinceramente, si debemos ser una ciudad marítima, cultural, vanguardista, tecnológica, innovadora, turística, portuaria o comercial antes de iniciar acciones para colocarnos en el mapa del mundo y mejorar la calidad de vida de nuestros conciudadanos?

En Málaga parece que el gobierno del PP cada día juega a una cosa distinta. Pero, el gran problema es ¿qué se hace a partir de que el alcalde publicita un "proyecto de marketing"? Yo se lo diré. Nada. Por ejemplo, aspiramos a ser capital cultural cuando ni siquiera hemos buscado nuestra esencia cultural, ni tenemos un plan al respecto, ni una fundación, ni un adecuado presupuesto. Nada.

Las ciudades que de verdad han avanzado y se han convertido en referentes europeos o mundiales han sido ciudades que han encontrado su relato, un futuro único donde concluyen otros, pero con fuerza. Al contrario que en Málaga. Aquí emitimos cientos de señales por la misma frecuencia. Conclusión: ruido. Los ciudadanos y ciudadanas se desayunan cada mañana con nueva alma. Hoy toca ser capital turística, pero los comercios cierran en domingo. Hoy toca ser capital cultural, pero las bibliotecas públicas tienen un bajísimo presupuesto. Hoy toca ser capital tecnológica con alguna plaza wifi, pero en nuestros barrios cada día quedan menos plazas. ¿Qué tocará mañana?

Málaga tiene el alma dormida porque sus gobernantes no la gobiernan, sólo la gestionan. Por eso, porque creemos en Málaga y en sus ciudadanos y ciudadanas, ya es momento de encontrar cuál es nuestro relato, nuestro futuro, apostar por él y ganar en liderazgo aquí y frente al mundo. Ese liderazgo es indispensable para la transformación, el progreso y la acción política.

Podía haber realizado un balance numérico de estos doce meses, pero hubiera bastado otro número para rebatirme. Lo de Málaga ya no es cosa de números. Es de argumentos.

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