Maternidad desarraigada

Justificar la maternidad subrogada con la alegría de tener hijos es de un simplismo sorprendente

En el año 1935 los líderes nazis crearon el programa Lebensborn (fuente de vida), consistente en la creación de "hogares de maternidad". En ellos las mujeres eran utilizadas únicamente para engendrar hijos de los miembros de raza aria y posteriormente se los retiraban al nacer para ser criados por familias "adecuadas". Esta búsqueda de la perfección germánica, basada en el darwinismo radical, supuso un uso de la mujer como simple contenedor de vida, muy propio de la deshumanización de aquella época.

Hoy la sociedad española se plantea la gestación subrogada como mecanismo de reproducción asistida. Es difícil entender que, tras una lucha de muchos años con eslóganes del tipo "nosotras parimos, nosotras decidimos", se pueda pensar hoy en otros alternativos del tipo "algunas paren pero no deciden nada". Evidentemente estos subterfugios para lograr tener un hijo, aunque tengan un fin loable, no son más que la respuesta a una política de adopción caótica y extremadamente garantista como la existente en España. Son muchos los niños y jóvenes que se quedan sin la oportunidad de tener una familia, debido especialmente a las trabas burocráticas actuales. Durante muchos años ha sido más fácil adoptar un hijo en diversos países extranjeros que hacerlo en el nuestro y, ahora que se incrementan esas dificultades, se opta por buscar voluntarias para dar a luz un hijo que no les pertenecerá. Este ritmo de deshumanización creciente, eludiendo los problemas pero provocando otros mayores, no responde a una sociedad desarrollada sino más bien a otra desarraigada.

El hecho de que los partidos no planteen abiertamente su postura se debe a que no es una decisión puramente ideológica sino que cuestiona a toda la persona en si. Porque el dilema es ¿recreamos nuevamente las granjas de cría por Europa, y permitimos en ellas el poder quitarle el hijo a una madre como cumplimiento de un contrato, o mejoramos los mecanismos de adopción actuales? Parece que no es tan complicada la solución. Por tanto, si no queremos promover una sociedad del todo vale, será cuestión de dar una respuesta eficiente y definitiva a esos miles de niños que desean ser acogidos. Justificar la maternidad subrogada con la alegría de tener hijos es de un simplismo sorprendente y, como decía el escritor búlgaro Tzvetan Todorov, fallecido esta semana: "las causas nobles no disculpan los actos innobles".

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