EL ZOCO

Juan López Cohard

Melilla alza la voz

MELILLA alza la voz, pero no porque el encuentro denominado La voz callada del Mediterráneo, celebrado en la hermana ciudad autónoma, fuese abierto, entre otros, por el ejecutor del Plan Especial de rehabilitación de la ciudad histórica, Salvador Moreno Peralta, en una maravillosa, ilustrada, poética y fluida conferencia en la que participaron otros ilustres personajes de la arquitectura, la arqueología y la historia, sino porque la ciudad de Melilla, esa cercana ciudad en el espacio y en el tiempo y tan lejana en el conocimiento, reúne todas las cualidades para ser una de las más importantes ciudades amuralladas del Mediterráneo, una joya arquitectónica y una delicia bañada por las olas de un mar que concentra toda la historia y toda la esencia de nuestra civilización.

El encuentro, celebrado dentro de los actos dedicados a su presentación en la temática Expo de Zaragoza, es sólo una excusa para dar a conocer una ciudad que debía estar presente en todos los ciudadanos españoles que deseen conocer, además de una parte interesantísima e importantísima de la Historia de España, una de las más bellas ciudades del Mediterráneo.

Melilla concentra una larguísima historia desde que los fenicios se localizaron en este estratégico cabo mediterráneo para establecer uno de sus puertos logísticos para el comercio. Cartagineses y romanos así lo siguieron entendiendo en su importancia hasta que el emperador Carlos I decidió amurallarla como parte esencial de su estrategia militar de dominación de sus posesiones en el Mare Nostrum. A partir de ahí, para España, Melilla fue parte esencial de su territorio y, para Melilla, España fue parte esencial de su existencia.

Pero, dejando aparte los intereses logísticos militares, comerciales o cualesquiera que fuesen estratégicos, Melilla constituye en sí misma una de las ciudades con más atractivo del entorno Mediterráneo. En Melilla se respira paz, tranquilidad, parsimonia, belleza, alegría. Melilla resplandece con ese color azul que refleja el Mediterráneo iluminando sus murallas y que realza los ornamentales edificios del Modernismo más exuberante del sur de Europa.

Pero no termina esta ciudad en su belleza arquitectónica. Su gastronomía es apabullante, sobre todo para el malagueño, porque las frituras, especialmente del chanquetito, las ensaladas de pimientos asados, las gambas de la mar Chica, o los pescados mediterráneos forman parte esencial de la dieta. Todo ello, acompañado de la exquisita cocina magrebí, donde brilla con especial deleite su repostería, hacen de Melilla uno de los más especiales destinos turísticos. Añádasele a todo ello la especial conservación de su frente marítimo, plasmado en un kilométrico libro panorámico confeccionado para la ocasión, y encontraremos el cóctel especial para saber dónde nos tienen que buscar si nos perdemos. Melilla, además de tener un color especial, tiene un sabor especial. Véanlo, comparen y, si encuentran algo mejor, díganmelo, por favor.

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