Otro Napoleón

Bannon, jefe de estrategia despedido por Trump, ha venido a Europa para jalear a los populismos nacionalistas

Otro exiliado pulula por Europa como un fantasma. Ha hecho mayor trayecto que el carlista refugiado en Waterloo. Es Steve Bannon. Sobrevivió un año a la vera de Donald Trump. Primero como jefe de campaña, tres meses antes de las elecciones de 2016, y después como estratega jefe en la Casa Blanca de enero a agosto del 17. El hombre que se atribuye el mérito del triunfo inesperado del extravagante millonario, que tras la victoria se llamaba a sí mismo presidente Bannon, ha venido a Europa a jalear a la derecha populista en Italia y Francia. "Dejad que os llamen racistas y xenófobos, llevadlo como un honor", arengaba a las huestes de Marine Le Pen en Lille el pasado fin de semana, en el congreso de refundación del Frente Nacional. "Cada día nos haremos más fuertes y ellos más débiles".

Este personaje es un espejo en el que mirarnos. Su excluyente nosotros y ellos ya lo hemos oído aquí. En su interesante libro Fuego y furia [Península, 2018], Michael Wolff retrata la filosofía de Bannon, un populista antisistema, convencido de que la división del electorado debe ser radical, como una moderna guerra civil con vencedores y vencidos. Su teoría es que Estados Unidos se había convertido en un país con dos pueblos hostiles entre sí. Uno tenía que ganar y otro perder. Uno debía dominar y el otro ser marginal. La misma táctica que Puigdemont y sus huestes quieren implantar en Cataluña. El supremacismo blanco ha hecho escuela.

Y ahora Bannon, uno de los 35 despedidos del Gobierno de Trump en su primer año de mandato, ha venido a hacer bolos por Europa para pregonar su revolución nacional populista: guerras comerciales para apoyar la industria local, políticas antiinmigración para proteger a los trabajadores nacionales, aislamiento internacional para preservar los recursos del país. En una entrevista en el diario piamontés La Stampa, Bannon explica su deseo de ver gobernar en Italia al líder xenófobo de La Liga Matteo Salvini con la ayuda del Movimiento 5 Estrellas y Berlusconi. No hace distingos entre populistas y hay que darle toda la razón. Pero sí los hace en el universo de los aliados. Considera a Rusia parte del mundo euroamericano, mientras señala a China, Irán y Turquía como nuevos adversarios o enemigos. Y uno de los grandes principios del bannonismo es que no puede uno llevarse bien con sus enemigos.

Entre los éxitos de su causa señala al Brexit en el Reino Unido, a Alternativa por Alemania en la República Federal, al Frente Nacional en Francia, además de La Liga en Italia. Echo de menos que no cite a Puigdemont, que como él se cree Napoleón.

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