La vida vista

Félix Ruiz / Cardador /

Nostalgias del viejo PSOE

LA encuesta del CIS que se hizo pública el miércoles trajo para el PSOE una noticia pésima y otra esperanzadora. La mala, como es sabido, que el avance sorprendente de Podemos los coloca como tercera fuerza por primera vez en la historia de la democracia; la buena, que todavía se mantienen como la formación que más simpatías despierta entre los españoles. El dato, curiosísimo si se analiza, desvela algo que uno ve a menudo: la nostalgia de viejos votantes socialistas que hoy se encuentran muy alejados del partido pero que todavía miran al pasado con suave, o no tan suave, melancolía. Difícil resulta entender cómo en tres décadas una formación que en 1982 arrastró a una inmensa mayoría a las urnas y despertó ilusiones casi que festivas haya podido dilapidar ese patrimonio, pero así fue. Hoy, de hecho, muy poco queda de aquel PSOE en el que tanto los intelectuales como los obreros como los funcionarios y las clases medias se sentían a gusto y desde el que miraban a un mañana muy distinto al que al final ha sido. El derrumbe del felipismo, que se vino abajo con aquella larga agonía de filesas y roldanes, despertó del sueño a muchos votantes y los gobiernos de Rodríguez Zapatero fueron poco más que un espejismo decadente que no procedía de una esperanza sino del malestar que produjeron los últimos años, también muy angustiosos, de José María Aznar en La Moncloa. Ahora el PSOE navega con rumbo incierto y en su tripulación se añora el intelecto y se acumulan prietas filas de palmeros a los que les duelen las manos de tantísimo aplaudir discursos insustanciales. Lo curioso sin embargo es que el Partido Socialista sigue teniendo en su mano la posibilidad de revertir la situación, algo que nunca hizo durante décadas y décadas de congresos y asambleas en las que una vez tras otra se trató de negar la evidencia al grito clásico de "el que se mueva no sale en la foto". Ahora creen algunos que por cambiarle el velamen y la cubierta al velero, por rejuvenecer el cartel electoral, la cuestión puede salvarse, pero ya avanza el CIS que no será así. Ni en España ni creo que en Andalucía. Y, mientras tanto, mientras nadie abre ventanas y casi nadie se echa a un lado, mientras el yo burgués de cada cual se impone al nosotros, ahí siguen muchos viejos y honrados votantes del PSOE preparando su papeleta para Podemos o integrándose en el campo abonado de la abstención. De la pluma de Pirandello parecen salidos estos personajes que no buscan autor sino un gesto que les haga pensar que se retoma aquella vieja ilusión que se perdió entre enjuagues, ocurrencias y sonrisas profiden.

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