ESTARÍA precioso llenar Instagram de imágenes de sandías enterradas en el rebalaje de La Misericordia o de los chambaos familiares que se instalaban en El Palo a media mañana y no se iban la noche, símbolos de la resistencia malagueña contra el calor ¡Qué tiempos aquellos! Porque, una vez más, ya está aquí el verano y, otra vez más también, hay quién se sorprende de las altas temperaturas. Los clásicos nunca defraudan: el primer bebé del año, el discurso de Nochebuena o la invasión zombi por Halloween. Ahora toca mostrar los dislocados termómetros sobre el asfalto y a la gente por Zamora diciendo que no están acostumbrados a esta canícula. Los telediarios dibujan un país teñido de rojo y naranja, y no por el resultado electoral, sino porque el solsticio de verano ha entrado por la puerta grande. Pero, aquí donde el mapa se sumerge en el Mediterráneo hay algunos de enclaves rebeldes que, como una aldea gala, suelen resistir a la ola de calor que derrite a la península y es entonces, desde la playa de Burriana o Artola, cuando uno mira con media sonrisa la encendida previsión meteorológica para el resto del país.

En lugar de refugiarse de la calina marcándose unos largos por La Caleta, el alcalde emprendió el rumbo hacia la capital andaluza esta semana y no para alardear ante su homólogo sevillano del fresquito malagueño, sino para trazar puentes de colaboración entre ambas ciudades. Juan Espadas, primer edil socialista, estrena alcaldía recibiendo a Paco de la Torre que, tras 15 años en el cargo, realiza por primera vez una visita de estas características. Anunciaron una nueva etapa de intercambio de información y proyectos conjuntos entre las dos urbes, que representan el 40% del PIB andaluz, y que, por disputas políticas, económicas y deportivas, habían vivido demasiados años de espaldas. Iniciativas de intelectuales -en torno a Unión Cívica del Sur- y universitarias - como el programa europeo Andalucía Tech que hermanó los centros de investigación de ambas ciudades- trazaron el camino. Y los dos regidores han tomado una buena decisión implicándose en este plan que debe marcar una nueva forma de relación entre dos grandes ciudades. Con la recién estrenada cercanía entre Málaga y Sevilla sucede como con la ola de calor, que no por esperada dejar de ser noticia.

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