Hemos tenido que convocar un concurso de ideas sobre el edificio del Astoria para enterarnos de que en el centro de Málaga no existe una "oferta lúdico-comercial-gastronómica a precios razonables". Algunos días hasta es gratis, pero nunca razonable, porque la razón la perdimos cuando convertimos el centro en un parque temático de la gastronomía, la fiesta y las franquicias. Así lo explica la propuesta ganadora de un concurso de arquitectura que ha terminado en una preselección del concesionario.

Se trataba de un concurso anónimo en el que la viabilidad económica pesaba un decisivo 30% a la hora de decidir el nombre de unos ganadores que no se cortaron en exponer el de sus socios económicos, cuyo compromiso real a día de hoy está escrito sobre una barra de hielo. Se trataba de justificar la viabilidad de una propuesta inviable desde hace siete años y Banderas siempre ha sido profeta en su tierra. Tan viable que la propuesta supera la altura máxima del PEPRI que la Junta rechazó modificar cuando se pretendía construir viviendas y que ahora deberá aceptar cambiar para construir "observatorios gastronómicos", que deben ser lugares donde la comida pasa sin que puedas pagártela. Tan rabiosamente viable que no importa que ahora le reduzcan la altura y de camino, los metros cuadrados a explotar. Las cuentas serán otras, pero seguirán saliendo, si desde el propio Ayuntamiento se cuestionan incluso la posibilidad de cobrar un canon a los concesionarios. "Democratizar el ocio cultural de alta calidad" debe ser algo así como elegir entre todos la programación del teatro después de que la expongan en la tapia de un solar de Lagunillas. Como votar a las propuestas finalistas sabiendo que el Ayuntamiento ya se plantea que no se construya el proyecto ganador, sino otro ocho metros más bajo para que cumpla el PEPRI. Que no será el mismo que ha ganado, de la misma manera que el ático de Banderas no es una VPO con las habitaciones más grandes.

Comentaba hace unos meses el arquitecto ganador que el cliente no existe, que se le fabrica. A pesar de que la concesión del edificio tendrá que ser objeto de otro concurso, el Ayuntamiento ya trabaja en su propuesta de la mano de los posibles inversores. Después se convocará el concurso, los nuevos aspirantes participarán con medio camino aún por recorrer y todavía habrá quien crea que se trata de un concurso. Incluso algunos, de arquitectura.

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