Luces y sombras

Antonio Méndez

El PP juega por las bandas

ME aseguran desde el PP que en este Gobierno no existen distintas sensibilidades políticas a la vieja usanza, cuando, por ejemplo, se podía distinguir entre liberales y democratacristianos. Que las únicas diferencias afectan al ámbito económico. Hay ministros que defienden reformas radicales y urgentes, en especial en el sistema financiero. Y otros prefieren algo más de templanza.

Pero estos dos primeros meses de Ejecutivo han sembrado confusión. Imposible encasillarlo, como si el gabinete popular jugara un viernes al doctor Jekyll y al otro, cuando se teme lo peor, aparece mister Rajoy para congraciarte con los sufridos ciudadanos. Como si tomara algunas decisiones con alma de izquierda y luego corrige su linaje y anuncia otras de pura derecha. Son de centro si al final se les aplica la media aritmética.

Suben los impuestos, pero a vía IRPF. Perjudicados: todos los asalariados pero con equidad distributiva. Repercute más en quien más ingresa. El PSOE sólo puede objetar que la medida la escamoteó durante la campaña electoral. Fijan un tope de sueldo a los millonarios directivos de las entidades financieras que han recibido dinero público y regulan sus escandalosas indemnizaciones. Por fin alguien se atreve a rozar al sector que nos ha arrastrado a esta situación. O intentan obligar a los bancos a que aplacen los embargos de pisos a parados para evitar la oleada de desahucios que sufren como una plaga las familias más desfavorecidas.

Pero al tiempo decretan una profundísima reforma laboral que deja todas las armas en manos del empresario. La razón última, están convencidos de que la Justicia social en este país ampara demasiado al trabajador. Así que le arrebatan los instrumentos de defensa. Anuncian que el poder judicial quedará en manos de los jueces sin intromisión política, ya saben que el estamento es más que conservador. Cambian la ley del aborto y responde con las porras al primer conato de revuelta estudiantil para que la sociedad rescate del imaginario colectivo la imagen que asocia el autoritarismo a la derecha.

Rajoy prometía moderación, pero parece que se siente cómodo jugando por las bandas. Eso sí, hay que reconocerle que todos los balones que centra llevan peligro de gol.

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