El balcón

Ignacio / Martínez

Pata quebrada

EL nuevo portavoz de la Conferencia Episcopal suena muy distinto que su antecesor. Parece como si la Iglesia española quisiera recuperar el espíritu de la Transición, época en la que los nostálgicos de la dictadura pintaban en las tapias un letrero lapidario: "Tarancón al paredón". El sacerdote y filósofo granadino Juan Antonio Estrada en una excelente tribuna publicada ayer en este diario sostenía que el giro conservador iniciado por monseñor Suquía hace un cuarto de siglo, rematado por Rouco, ha hecho que la Iglesia perdiera la capacidad de influencia que tuvo en tiempos del cardenal Tarancón.

También ha perdido autonomía política, dicho sea de paso, por su seguidismo mutuo con el PP. Para este prestigioso pensador, en España ha crecido en estas décadas la distancia entre sociedad y jerarquía eclesiástica; ha aumentado el número de descreídos, ha renacido el tradicional anticlericalismo y ha cristalizado una doble disidencia interna: los que creen pero no pertenecen a la Iglesia y los que pertenecen, pero no creen.

Ayer en la Ser el nuevo portavoz del episcopado nacional afirmaba que vivimos en un capitalismo salvaje y defendía a los inmigrantes. Coincide en estos puntos con el Papa Francisco, que hace dos meses ya definió la muerte de más de trescientas personas en Lampedusa como una vergüenza y sostiene que esta economía mata. La aparición en escena del Papa ha resultado revolucionaria: habla de manera llana, opina que la curia vive encerrada en sí misma, que los fundamentalistas deben abandonar su obsesión exclusiva por temas como el aborto o los matrimonios homosexuales, y busca promocionar el papel de la mujer.

Los nuevos aires de la Iglesia se topan aquí con otros integristas. Sin ir más lejos, el Arzobispado de Granada ha publicado un libro dirigido a la mujer, con una admonición "cásate y sé sumisa", que suena a postulado preconciliar. Ese consejo se parece mucho al rancio refrán castellano "la mujer en casa con la pata quebrada". Hasta una ministra tan conservadora como Ana Mato ha pedido que se retire la publicación por considerarla ofensiva para las mujeres. Sin éxito.

La Iglesia más paternalista supera así a partidos o instituciones de carácter tradicional. La misma Real Academia de la Lengua se moderniza. Esta semana se han conocido algunos cambios en su diccionario para eliminar vocablos de trasnochado sexismo. Por ejemplo, "gozar: conocer carnalmente a una mujer" o "cocinilla: hombre que se entromete en cosas, generalmente domésticas, que no son de su incumbencia".

A Bergoglio le costará imponer su credo.

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