postales desde el filo

José Asenjo

Pedagogía

DICEN que Cristóbal Montoro pretende meter en la cárcel a quien incumpla la regla de déficit. Este fanático del equilibrio fiscal confunde sus deseos con la realidad. Como el viento sopla a favor de sus ideas, se cree en posesión de la única verdad en política fiscal. Son muchos y muy prestigiosos los economistas que piensan que permitir un déficit razonable es lo más sensato cuando hay que favorecer el crecimiento y la creación de empleo. Cualquiera lo puede entender: si el déficit es un importante problema, aún lo será mayor sumar cinco millones de parados. Aunque parece algo bastante obvio, por ideas como esas más de un Premio Nobel acabaría en la cárcel condenado por nuestro inquisitorial ministro. Aunque también es cierto que abundan los fanáticos del gasto y muchos de ellos además militan también en el PP.

Si algo bueno podemos sacar de la crisis es empezar a tomar conciencia de que lo público cuesta dinero y lo pagamos con nuestros impuestos. Cuando acudes a determinados servicios públicos sacas la impresión de que la mayoría de trabajadores y usuarios del mismo están convencidos de que aquello no es de nadie y además se paga solo. Lo peor es que la idea de nuestro derecho inalienable al gratis total ha arraigado en los jóvenes a través de la llamada cultura digital.

Quienes deberían castigar a los gobernantes despilfarradores en democracia no es el Código Penal sino los electores. Ese es el origen de los parlamentos, controlar cómo la Corona gastaba el dinero que sacaba a sus sufridos súbditos. Sin embargo, ni el despilfarro ni la corrupción son castigados por los electores. Valencia, que parece destinada a ser España lo que Grecia a Europa, es el mejor ejemplo. Más que amenazar con la cárcel lo que hace falta es pedagogía. Desde el plano de lo real, la política, vista desde el suelo, desde el ámbito local, provincial o autonómico, se reduce a exigir todo ya que nos aseguran que todo nos tienen que dar. Sin que nadie se plantee lo razonable, lo útil o lo justo de las exigencias. Nos hemos movilizado multitudinariamente para demandar una universidad en cada lugar, el mayor número de autovías, que el AVE llegue a cada puerta, contar con un aeropuerto, que cada puerto sea el mejor, que no haya municipio sin auditorios, palacios de congresos, museos y más museos... ¡que nos no falte ni gloria! Y ¡ay! del traidor que no se sume a la procesión para exigir todas estas cosas y además dos huevos duros.

Como son los que más cerca tiene, el Sr. Montoro podría empezar a predicar sus dogmas entre sus propios compañeros de partido. Ya que cuando son gobierno han demostrado ser bastante manirrotos y en la oposición practican invariablemente el populismo localista. Si no es de su propio partido acusarán al gobierno de turno, autonómico o central, de ser los enemigos del pueblo o de querer hundir Málaga (por poner un ejemplo para que me entiendan) si no se cumplen todas y cada una de sus irrefrenables exigencias.

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