letra pequeña

Javier Navas

Peligra una buena idea

RESULTA fácil enumerar los logros indiscutibles del tiempo en que Rodríguez Zapatero fue presidente del Gobierno (entre otras cosas, porque no hubo muchos). La que más cerca me toca es la respirable restricción al consumo de tabaco; después, quizá por cuestiones de deformación profesional, que se podía ver el Telediario sin sonrojo. El cerrojazo de ETA no es un logro del gobierno, sino el de muchos gobiernos y muchos españoles; en cuanto al cheque bebé o la memoria histórica, no caben entre lo "indiscutible". De los planchazos no vamos a hablar aquí porque no tengo más que una columna. A lo que iba, creo que en materia de legislación no ha habido una iniciativa más encomiable que la de regular el apoyo a personas que necesitan ayuda para valerse: la ley de dependencia.

Tristemente, parece que todas las leyes se redactan sobre papel de boletín oficial y se imprimen en papel del váter. En Málaga Hoy describían limpiamente este proceso de putrefacción: la Junta de Andalucía dispone de fondos con que pagar a auxiliares para personas desvalidas. Transfiere el dinero al Ayuntamiento, que contrata a una empresa. La empresa pone al trabajador. Hasta aquí, vamos bien. Ahora: el Ayuntamiento está con el agua al cuello y usa el dinero de la Junta para otras urgencias, como la nómina de un policía, un bombero o un administrativo, vinculados directamente al consistorio, no mediante una empresa. Como ésta no cobra, no paga al trabajador. El trabajador se vuelve a su casa y el dependiente se queda en la suya, solo de nuevo. Parece que estos problemas no se darán de nuevo, con las decisiones del Gobierno flamante. Se darán otros, y no más livianos.

No todos los dependientes son iguales. Los incluidos en el grado I, nivel 2 (categoría moderada, quienes precisan ayuda diaria para ciertas actividades básicas) no van a integrarse en el Sistema Nacional de Dependencia hasta 2013 porque se ha aprobado una moratoria. En cifras -y en personas- son 7.000 malagueños que tendrán que apañárselas hasta entonces, precisamente ellos, que son los que menos se las pueden apañar.

Ya sabíamos que los que llegaban no eran partidarios de convertir a España en una gigantesca empresa pública. Buena actitud, a mi juicio. El papel del Estado es prestar exclusivamente los servicios que no le salen rentables al sector privado o aquellos que merecen quienes no son capaces de pagarlo. Pero el auxiliar de dependiente no es el chófer de Paseando a Miss Daisy; cuando el Estado lo asigna es porque hay una persona a la que de verdad le hace falta. Y hay 7.000 malagueños faltos de auxilio que querrían, con razón, que el Gobierno empezara los recortes por otra parte. Por ejemplo, por los chóferes.

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