La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Pepe Mediavilla: el viaje no concluye

Ser la voz de Freeman y McKellen hizo justicia a ese grandísimo actor sin rostro que fue Pepe Mediavilla

No hace mucho comentaba mi admiración por los actores de doblaje y confesaba que hay películas que prefiero ver dobladas para disfrutar de sus extraordinarios trabajos. Es el caso de las de Clint Eastwood gracias al genio de Constantino Romero. Y no solo al suyo. Si hay un Eastwood que me guste ver doblado es Million Dollar Baby por el duelo interpretativo entre Constantino y Pepe Mediavilla, el extraordinario doblador de Morgan Freeman que acaba de fallecer. En esta película, además, el trabajo de Mediavilla tenía especial importancia porque el personaje de Freeman era el narrador de la película. Y lo puedo asegurar: la interpretación de Mediavilla tiene más potencia trágica que la -lógicamente también extraordinaria- de Freeman. Lo mismo sucede en Cadena perpetua en la que Freeman/Mediavilla también es el narrador. ¿Es una mutilación quitarle a un actor su voz? Sí. Pero el cine, empezando por el montaje, está hecho de mutilaciones y no me importa considerar algunos personajes como criaturas fantásticas que tienen el rostro y la gestualidad de un actor y la voz de otro.

Pepe Mediavilla recreó -más que dobló- a Freeman desde 1995 (Cadena perpetua y Seven) hasta 2015 (Ático sin ascensor). Antes había sido un doblador de carácter, por así decir, porque pese a su inmenso talento interpretativo tardó mucho en encontrar ese escenario que para todo doblador es el rostro de un actor con el que se identifique su voz. En los inicios de su carrera, en los años 60, alternó multitud de pequeños papeles sin acreditar con sus primeros trabajos magistrales, como el doblaje de Mitchum en El Dorado. Vinieron después -cito unos pocos títulos de su inmensa filmografía- el Jim Brown de 12 del patíbulo, el George Kennedy/Joe Patroni de Aeropuerto, el Lee Marvin de Conspiración de silencio, el Eli Wallach de Lord Jim o el James Earl Jones de La caza del Octubre Rojo. Pero no logró asociarse de forma identificable a un actor hasta su encuentro con Morgan Freeman en 1995, a quien doblaría durante 20 años. Vino después el Ian McKellen/Gandalf de El Señor de los Anillos en 2001. Ser la voz de Freeman y McKellen hizo por fin justicia a este grandísimo actor sin rostro que fue y será Pepe Mediavilla. Y hay heredera: su hija Nuria es la voz de Juliette Binoche, Cate Blanchet, Jodie Foster, Angelina Jolie y Nicole Kidman. No está mal. De casta…

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