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Las dos orillas

José Joaquín León

Pitada a los Reyes

LA pitada que recibieron Don Juan Carlos y Doña Sofía en el Bizkaia Arena bilbaíno, cuando llegaron al palco para presidir la final de la Copa del Rey de baloncesto, debe verse dentro de la normalidad democrática. No hay que valorar estos asuntos como hacen en Madrid, donde creen que todo el mundo piensa como los que viven en Madrid. La pitada es muy positiva, no porque sea conveniente que abucheen a los Reyes allá donde acudan, sino porque contribuye a la Transición a la democracia en el País Vasco, que comenzó en 1977 y todavía no ha terminado.

Hace sólo diez años hubiera sido impensable que los Reyes acudieran a un pabellón del País Vasco a presidir un partido de baloncesto. Más impensable aún que ese partido en territorio vasco fuera la final de la Copa del Rey de España, y que los Monarcas fueran recibidos con el himno español. Quizás esto sólo es posible ahora porque junto a Don Juan Carlos y Doña Sofía estaban sentados el lehendakari vasco Patxi López, del PSE, y la presidenta del Parlamento Vasco, Arantza Quiroga, del PP; pero también hay que decir que en ese palco estaban miembros distinguidos del PNV, como el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna. Además de Florentino Pérez y Joan Laporta, que en esos casos sí ejerce como presidente del Barcelona, en vez de como aspirante a que le den cuele en algún partido independentista catalán. En resumen, estaban las Españas. O la España plural.

Quien tenga buena memoria histórica, o quien consulte el archivo del Nodo, podrá comprobar que Franco visitaba Bilbao con cierta frecuencia y era recibido por fervorosas masas. Posiblemente era una de las ciudades donde salían a las calles más franquistas. Después resultó que la mitad de los bilbaínos eran nacionalistas, aunque antes se les notaba menos, y además apareció una banda terrorista que implantó la mafia en su territorio, a base de tiros en la nuca y de coches bombas, de secuestros canallescos culminados con asesinatos, y de extorsiones chantajistas como forma de recaudar.

Hay que terminar ya con esa dictadura del miedo que siguió a la otra. La transición a la democracia aún no ha finalizado en Euskadi. Para conquistar la libertad hacen falta gestos y acciones. Por eso, hay que agradecer a los Reyes de España su actitud, acudiendo al Bizkaia Arena para entregar la Copa del Rey, después de nueve años sin hacerlo. Quienes pitaron ya sabemos de dónde procedían. Don Juan Carlos, y no digamos Doña Sofía, se pudieron ahorrar fácilmente los pitos en silencio. Les hubiera bastado con quedarse en la Zarzuela, en vez de ir al Bizkaia Arena a ver cómo ganaba el Barça al Real Madrid por una nueva paliza (80-61). Pero los Reyes deben estar en su sitio, incluso para que los cafres les piten.

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