EL último barómetro del CIS reflejaba que los políticos se han convertido en el tercer gran problema que sufre España, sólo por detrás del paro y de los asuntos de índole económica. Valga el dato para contextualizar las declaraciones que la semana pasada hizo el presidente del PP-A, Javier Arenas, en las que defendía la presunción de inocencia del alcalde de Alhaurín el Grande, Juan Martín Serón, que un día antes había sido condenado a un año de suspensión por recibir un soborno de 122.000 euros. Valga el dato para analizar las declaraciones de este regidor popular, que se atrinchera en su cargo porque sus concejales así se lo solicitaron en todo un ejemplo de servicio público. Valga el ejemplo para contemplar las guerras internas en las que los socialistas amenazan con desangrarse definitivamente ante una militancia que sólo exige un mensaje ilusionante capaz de volver a movilizar a las bases. Valga el ejemplo para analizar esta semana lo que ha sucedido con Art Natura y la forma en la que el alcalde ha dilapidado 30 millones de euros en la reforma de un edificio que no se sabe cuándo podrá recuperar la ciudad justo en la misma semana en la que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, anunciaba que el Gobierno exigiría responsabilidades penales a los gestores públicos que no sean capaces de hacer cumplir el déficit. Valga el ejemplo para el delegado de Educación, Antonio Escámez, que la pasada semana, ni corto ni perezoso, inauguró un instituto en Fuengirola cuando el centro llevaba tres cursos abierto y funcionando. Cosas de los tiempos electorales. Valga el ejemplo para el ya exsubdelegado del Gobierno Hilario López Luna, que deja el cargo sin pena ni gloria y después de haber culpado a los jueces del robo de la droga en el puerto. Al menos se planteó dimitir o eso dijo. Bravo por todos y sigan así.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios