Postales desde el filo

Pretérito imperfecto

La comparecencia de Rajoy el pasado miércoles ante el pleno del Congreso fue innecesaria e inoportuna

No acertó Rajoy al comparar su comparecencia como testigo ante la Audiencia Nacional con la declaración de Margarita Robles en el juicio del caso Lasa y Zabala. Mientras que la actuación de la hoy portavoz socialista sirvió para esclarecer el caso y condenar a los responsables, la declaración del presidente ha sido otro inútil intento de negar la evidencia. No puedo evitar recordar aquello que, en diversos autos, han sostenido algunos jueces y fiscales respecto a Chaves y Griñán en el caso de los ERES, afirmando que "no es creíble que no supiesen…" o "no podían no saber…". No sé si la justicia utiliza una doble vara de medir, pero nadie que conozca el funcionamiento de un partido puede creer que quien ha tenido, como Rajoy, las máximas responsabilidades orgánicas y electorales pueda ignorar las "fuentes" de financiación de su organización.

Tampoco ha acertado remontándose al pretérito imperfecto del "váyase sr. González". Aquel desacomplejado PP que utilizaba la corrupción como arma de destrucción masiva contra el PSOE. Cuando prometían una "segunda Transición" en la que la corrupción desaparecería y sólo sería un mal recuerdo del "régimen felipista". En la España de la segunda transición popular, como en la República Catalana, no habría ni corrupción, ni nada de nada. Pero, como hoy ocurre con los independentistas, los populares de Aznar también eran unos mentirosos compulsivos: hoy sabemos que mientras exhibían su supuesta superioridad moral se financiaban ilegalmente y hacían las mismas cosas que utilizaban hipócritamente para destruir a sus adversarios.

A pesar de todo, la comparecencia de Rajoy el pasado miércoles ante el pleno del Congreso fue innecesaria e inoportuna. Pretender debilitar al presidente del gobierno de la nación en el peor momento del desafío independentista, no es un ejemplo de oportunidad política. Aunque también se podría argumentar que la anomalía no es tanto que se convoque un pleno inoportuno como que presida el gobierno de España un político debilitado por la kriptonita de la corrupción.

A pesar de todo, sigo creyendo que el PSOE hizo lo correcto evitando al país, y al propio partido, tener que ir a terceras elecciones. Aunque es posible que, con otro candidato del PP, los socialista hubiesen evitado la ciclogénesis interna que generó su abstención en la investidura de Rajoy. Y el frente constitucionalista, ante el independentismo, gozaría hoy de mejor salud.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios