La puntualidad, con frecuencia me ha procurado satisfacciones y problemas. He tratado por educación, elegancia o necesidad ser puntual. He de decir que no siempre he sido correspondido de la misma manera. Compruebo en el diccionario su exacta definición para ahuyentar posibles dudas. Puntual: que llega a un lugar o parte de él a la hora convenida. Puntalidad: cuidado y diligencia en llegar aun lugar o partir de él a la hora convenida. Apliquemos estas definiciones solo a citas entre personas, no a las relativas a trenes, aeropuertos, autobuses, etcétera. A mi entender, son tres facetas las indispensables para mantener un encuentro. Primero, que este sea posible, obviamente, a ambos en tiempo y forma. Segundo, calcular previamente -con cuidado y diligencia- distancias y circunstancias. Tercero, concretar las citas en lugares claros, visibles o conocidos. He comprobado y sufrido de persona el cambio de opinión que me produce la impuntualidad en gente admirada y prestigiosa que descuida sus horarios. ¡Cuánto viviría si me devolvieran las horas que he pasado esperando en aquella esquina!

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