A Rajoy le tocó la lotería

Uno se quita el sombrero y felicita al presidente por tener la oposición más casposa de la historia de España

Cuando comenzó la actual legislatura todos predecíamos que, con una oposición tan amplia, la situación pudiera ser ingobernable. Era de esperar que la entrada de partidos nuevos, con una visión más fresca del Estado, supusiera el nacimiento de iniciativas contrapuestas a las políticas ya vividas. Se les suponía unas ganas de trabajar y luchar por los problemas de la sociedad, que ellos decían conocer bien, y por tanto una visión mucho más internacional y lúcida de las diferentes soluciones existentes en la actualidad. La sorpresa llegó cuando el número de conflictos y luchas intestinas sobrepasó los límites razonables, bastándole a Rajoy con observar como se despellejaban sus opositores gracias al quehacer de sus propios correligionarios. Qué razón tenía el europeísta y primer canciller alemán, Konrad Adenauer, al decir: "Hay tres tipos de enemigos: los enemigos a secas, los enemigos mortales y los compañeros de partido".

Pero no ha quedado solo ahí la situación acomodaticia del presidente de Gobierno, porque la lucidez parlamentaria de sus contrincantes está siendo clamorosa. Cuando a cualquier político le preocuparía la creación de empleo, el bienestar de los ciudadanos o la mejora de la educación y de la sanidad, hay partidos cuya máxima ambición es quitar la misa de los domingos en televisión o suprimir a los capellanes militares. Este es el momento en que uno se quita el sombrero y felicita a Mariano Rajoy por tener la oposición más casposa de la historia de España. Y cuando parecía que lo habíamos visto todo, llega Pablo Iglesias e impulsa en el Congreso la propuesta para prohibir que se ampute la cola a los perros. No se sabe si esto tenía algo que ver con su espíritu de conservación de los perroflautas con coletas, pero el simple hecho de que fuera aprobada, y de que él se sintiera muy orgulloso de su extraordinario trabajo parlamentario, nos hace temer que este tipo de iniciativas es lo máximo que podemos esperar del personaje.

Evidentemente, si uno en esta vida solo recoge de Venezuela la exacerbación revolucionaria de Maduro, de Irán el anticatolicismo de los extremistas islámicos, de Cataluña el independentismo irracional y del País Vasco los caducos postulados abertzales, el alejamiento de la ciudadanía es inevitable. Por ello, reitero mis felicitaciones a Rajoy, a la espera de que algún día España vuelva a tener una digna oposición.

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