Realidad

En política, las cosas son lo que parece que son. La apariencia tiene tanta o más fuerza que la realidad

En política las cosas son lo que parece que son. O sea que la apariencia tiene tanta o más fuerza que la realidad. De ahí que la lucha por la imagen sea siempre uno de los empeños centrales. No hay que confundirla con la posverdad, que a la postre no es más que la definición moderna de la mentira y la burda manipulación, sino que es algo más sutil y artificial; es el intento de conseguir una verdad sublimada que genere una mejor realidad.

Esta lucha por ganar la batalla de la imagen la hemos vivido en la conversación telefónica que hace días mantuvieron el presidente Rajoy y el señor Trump. Tiempo faltó a los servicios de la Moncloa para, recién acabado ese diálogo de 15 minutos, trasladar a la opinión pública todo lo bueno, acertado y positivo que por parte de nuestro presidente tuvo la conversación y que, a tenor del contenido y la duración, incluido los tiempos de traducción, debió de tener un estilo telegráfico. Pero en este intento de fijar una imagen positiva no parece que la rapidez haya sido acompañada por el éxito. No se ha entendido bien ese afán de destacar en una posición servil y sumisa ante el nuevo presidente americano como si se tuviera interés en ser el primer correveidile de la clase ante un profesor exigente y déspota, aun a costa de perder la simpatía del resto del curso que es la Unión Europea. Ni un reproche, ni una pega, ni una crítica, todo facilidades y agrado.

Pero el fracaso de esta operación de imagen ha venido después, cuando la Casa Blanca ha hecho referencia a la conversación. No hay porqué dudar de que lo que dice la nota de Moncloa no sea la verdad, pero lo cierto es que no es la realidad. La diferencia entre los dos folios largos que el gabinete de prensa del presidente español ha utilizado para resumir lo tratado contrasta con las siete líneas que le han bastado a sus homónimos americanos, lo que de entrada da una idea de la importancia que para uno y para otro tiene el telefónico encuentro. Pero lo más grave es la diferencia de contenido. Ni una palabra al generoso ofrecimiento de Rajoy a su interlocución sin límites que, a la vista está, no parece haber interesado mucho a la diplomacia americana. Y sobre todo ese requerimiento al aumento de los gastos de defensa que, aunque desde Moncloa se empeñen en negarlo, para la administración Trump es lo esencial de la conversación. Y aunque puede que no se haya hablado de ese tema, lo cierto es que sí aparece en la nota y por tanto esa es la realidad de la conversación, haya ocurrido o no.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios