Luces y sombras

Antonio Méndez

Reprograma que algo queda

ANTICIPO que septiembre maneja todos los trazos de devolvernos rápido a una realidad latente desde que se iniciara la crisis. Fin de la temporada alta turística, adiós a las rebajas, análisis del maltrecho estado de las cuentas bancarias personales tras el respiro de agosto, seguros e impuestos pendientes de pago hasta final de año, los gastos ineludibles de la vuelta al colegio para constreñir más, si cabe, las posibilidades de otros tipos de consumo, al margen de los perentorios en ropa, calzado y material escolar. Y la foto fija del inmovilizado sector de la construcción completa un paisaje proclive a ofrecernos disgustos varios.

A estas alturas, los anuncios de las televisiones bombardeaban a las audiencias con múltiples coleccionables para enganchar compradores. Este pre-otoño también parece que han adelgazado hasta los cromos. Aunque casi no queda un periódico que no haya ofrecido gratis el álbum de la liga de fútbol que se reinicia hoy. Pero dudo que estén los tiempos para invertir en estampitas, pese al inasequible aliento fenicio infantil.

Y en esta tesitura ardo en deseos de conocer cómo trasladarán los gobiernos y los partidos los proyectos de futuro para esta provincia en los presupuestos anuales, en periodo de negociación para su entrada en vigor, si es posible, el uno de enero. Fomento ha anunciado esta semana que ha salvado de la parálisis a las cuatro grandes actuaciones que ya estaban en marcha: hiperronda, soterramiento de San Pedro, tercer carril Este y nuevo acceso al aeropuerto. Prefiero ser cauto y esperar a que el Gobierno central cumpla los compromisos de financiación con las empresas que las ejecutan. Pero quién reclama ahora que se inviertan recursos en el Parque de los Cuentos, el Museo del Transporte, teletransportado hace tiempo al universo de las entelequias. Cuántos años habrá que dilatar los estudios sobre el proyecto del río Gualdalmedina para que alguien afronte su coste de más de 600 millones de euros. Hasta el cartel de las obras del futuro auditorio en el puerto corre el riesgo de quedarse como aquel otro que hace dos décadas y durante casi un lustro anuncio ese mismo equipamiento pero en la explanada de la Comisaría, de donde huyeron hasta los circos. Septiembre, atentos a las reprogramaciones.

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