Al margen

Ramón Triviño / Almargen@malagahoy.es

Responso por 2007

SE va el año 2007 cargado de grandes hechos que pasarán a la Historia, con mayúscula, de Málaga. Por ejemplo, la llegada del tren de alta velocidad, y de otros, que si bien han hecho correr ríos de tinta, nadie recordará así que pase algún tiempo.

Doce meses en los que a nivel político se han saldado con el patinazo electoral del PSOE en las elecciones municipales, no sólo por la incapacidad para recuperar la Alcaldía de la capital, sino por la pérdida de algunos de sus bastiones más emblemáticos.

Acontecimientos que han tenido como consecuencia una grave crisis de confianza en la actual dirección socialista, aunque en buena medida, larvada por la cercanía de los procesos electorales de la próxima primavera. Pero que de alguna manera se ha puesto de manifiesto en forma de sarpullido crítico, cuyas ronchas escuecen al aparato, desde donde, tras el tortuoso proceso para la elaboración de las candidaturas electorales, que por cierto, no satisfacen a nadie, consideran ya amortizada la figura de la secretaria general Marisa Bustinduy.

Aunque habrá que esperar para ver los resultados que arrojen las urnas en marzo, el clan tejido en torno a la figura de Salvador Pendón se dispone a comenzar a soltar lastre para presentarse ante la dirección regional como los interlocutores de una agrupación provincial que ha venido perdiendo peso año tras año, a pesar de su importancia numérica y estratégica en el contexto regional. Estos tienen la ventaja de poder jugar con la enorme influencia que en el régimen político provincial tiene la Diputación.

Pero, aunque casi nadie se ha detenido a observarlo, el movimiento crítico surgido entre los socialistas malagueños también ha salido tocado por el proceso citado, ya que son muchos los que se preguntan si tanta algarabía era necesaria para conseguir tan sólo que todo siga igual.

Posiblemente, en las próximas semanas deberemos asistir a una reubicación de fuerzas en la familia socialista malagueña. Ya que las aspiraciones de Paulino Plata y Luciano Alonso no parecen ser las mismas que las que inspiraron a los impulsores del fenecido colectivo Pablo Iglesias, o a las que persigue el resurgimiento político y sindical que se mueve al compás que marca la batuta de ese gran malabarista que es Rafael Granados, concejal y secretario de la poderosa, y numerosa, agrupación centro.

Tampoco hay que perder de vista la situación en la que se encuentra la que parecía la gran esperanza blanca en medio de tanto guirigay, el catedrático, ex rector y ex consejero de Cultura José María Martín Delgado, al que los acontecimientos de los últimos días le han debido hacer pensar que su designación como coordinador general fue tan sólo otra estrategia para apagar el fuego del momento.

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