DA mucha grima (y también mucha dentera) comprobar los torpes y desmedidos esfuerzos del Partido Popular por endosar al PSOE la culpa de la excarcelación del etarra Troitiño. Incluso ha dedicado el número 468 de su boletín Argumentos populares (un pasquín de uso interno que marca la ortodoxia del partido) a marear la perdiz por si en una de las vueltas la perdiz se convirtiera en espíritu santo. Uno de los dogmas sugiere aviesamente que la liberación de Troitiño coincide con las actas de la negociación de ETA. ¡Acojonante! La tentativa más vergonzosa ha correspondido a Dolores de Cospedal, que ha asemejado la foto del sanguinario terrorista con la de Rubalcaba en el Congreso. El razonamiento de tipo maremágnum (eche excrementos en un bote y luego agítelo a ver qué sale o amontone sinsentidos para cultivar sospechas) está detrás de ofuscaciones como el 11-M. Usando el mismo método perverso se podría afirmar que ETA es el gran aliado de la derecha por los muchos argumentos que ha tomado prestados. O que Rajoy ha sido el gran beneficiado del atentado de la T-4. Qué sarta de disparates ¿verdad? Por fortuna los esfuerzos retóricos para imputar la excarcelación al PSOE no han fructificado y la armazón tramposa del argumentario ha quedado esta vez en evidencia.