Desde la Caleta

Manuel Atencia / Robledo

Semana horrible

ESTA semana no ha podido ser peor para el candidato socialista a la Junta de Andalucía. Empezó, tras la derrota congresual, con la pedrea de la presidencia federal del PSOE pero sin haber podido situar a nadie de su confianza en el equipo de Rubalcaba y en cambio teniendo que soportar la presencia relevante de Gaspar Zarrías.

La semana continuó con los nuevos datos que se han conocido sobre el monumental fraude de los ERES y la torpe estrategia de la Junta. La aparición de datos que implican en este escándalo al actual director general de Empleo así como el reconocimiento por el ejecutivo socialista, en contra de lo que había mantenido hasta ahora, que los procedimientos de concesión de ayudas al empleo estaban llenos de ilegalidades, complica aún más la situación del candidato.

Y termina la semana con otra encuesta que sitúa a Griñán ante una derrota sin paliativos el 25-M y con el espectáculo de los comités provinciales del PSOE-A.

La división entre los socialistas andaluces, que ya se evidenció antes y durante el congreso, se ha trasladado a cada una de las provincias. Las órdenes expresas del candidato para que en el proceso de elaboración de las listas al Parlamento se garantizara el "consenso, la integración y que estén los mejores" han sido desoídas en varias provincias.

En Málaga, los críticos liderados por Josele Aguilar han sido excluidos de la candidatura. Más de un tercio del PSOE malagueño se ha quedado fuera de las listas en unos momentos claves. Y esto no anima precisamente a esperar una recuperación electoral en la que los propios socialistas parecen no confiar. La composición de la lista y su forma de anunciarla transmite muy poca confianza en los resultados electorales. Cualquier observador comprobará que las aspiraciones del PSOE malacitano se centran en sacar cinco, o a la sumo seis escaños, en una provincia en la que se eligen 17 diputados. Esto demuestra cómo están las cosas y evidencian que el consenso y la generosidad es mucho más difícil cuando hay poco que repartir ahora y menos después.

La estrategia de Griñán, si es que tiene alguna, para intentar ganar las elecciones parece escrita por el equipo de campaña de Javier Arenas. El PSOE adelantó su congreso federal y lo llevó a Sevilla como palanca de apoyo a su candidato. El desarrollo y el desenlace del congreso no han podido salir peor para los intereses de Griñán que está ahora en peor situación que antes de aquel.

Mientras el tiempo hasta las elecciones se acorta y Griñán cada día tiene más problemas en su Gobierno, en el partido y con la opinión pública, Javier Arenas sigue en lo suyo, en lo que lleva ocho años, recorriendo Andalucía, reuniéndose con la sociedad andaluza, ofreciendo alternativas y confianza y sumando voluntades al cambio.

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