Cambio de sentido

La Sevilla invisible

El Macarena coloca cámaras en Urgencias. ¿Veremos más a los parias de esta tierra si llenan la sala de ojos?

Se quedaron cortos los Pata Negra; Sevilla tiene lo menos tres partes bien diferentes. Una es la de los turistas, otra donde vive la gente pero hay "una ciudad desconocida para nosotros, que es la de los errantes, los caballeros de todas las miserias". No lo digo yo, lo decía en 1921 Manuel Chaves Nogales. Y seguía: "La ciudad, que tan obstinadamente se preocupa del parecer de los extraños, la que se acicala y compone para sugestionar a los turistas, la que organiza fiestas y saraos, no quiere saber nada de esa otra ciudad". Esta Sevilla subálvea se filtra en el resto de ciudades que hay dentro de ella. Quién no tiene en su barrio un vecino que vive al raso. Los hay -sigue Chaves Nogales- de todo pelo, y los describe por ver si así los vemos: viejos protestatarios y maldicientes; vivos de hambre que festejan que todavía no se han muerto; muchachillos que "llevan el pecho al aire" porque "creen que el frío no es eterno"; los de la carne atormentada, el forastero pecoso que da chupetones a una pipa vacía. Y seguiríamos añadiendo: los del enganchazo, las del litro tempranero bajo el brazo, las casandras, la que se ponía a leer enfrente de este diario, el emperador que, al paso del sol, muda su corte de cartones, escudillas y perros, sobre un carro oxidado de supermercado.

Si los desarrapados se nos desdibujan porque son la Sevilla incómoda de mirar a la cara, ellas, las despojadas, parecieran directamente invisibles. Una mujer sin casa está más expuesta a la violencia y a la vulneración de sus derechos. Y quien se canse de leer distingos como este sabrá entender que no los hago yo, sino este puñetero mundo. Hace unos días conocíamos la noticia: un indigente viola a una mujer que como él se refugiaba de los fríos de enero en las Urgencias del Macarena. Al leerla, algo nos llora y se nos rebela dentro. ¿Qué hacer? Leo que el Macarena va a colocar cámaras y más vigilancia en esa dependencia. ¿Acaso veremos más a los parias de esta tierra si llenan la sala de ojos?

Vámonos por Italo Calvino: cuenta Marco Polo al Gran Kan que dentro de Serva la Barí hay una ciudad invisible donde merodean hombres y mujeres sin rostro. Cuenta que ha muerto don Miguel Mañara. Cuenta que no están en La Caridad ni en la caridad sino en las Cinco Llagas y en Plaza Nueva y en cada una de las plazas quienes debemos ver -o al menos dejar de mirar hacia otro lado- la exclusión social. Ay, Chaves Nogales, como denunciabas en 1921, esta ciudad fracasa en sus mendigos.

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