Sorpresa

Una primera conclusión de este movimiento es que es una buena noticia para los seguidores de Susana Díaz

Parece que la crisis del PSOE tenga un final predecible. Hace tan solo una semana un seráfico grupo de dirigentes regionales abogaba por la necesidad de que existiera una sola candidatura a la secretaría general como la mejor fórmula de alcanzar la unidad del partido. Pero lo cierto es que cuando aparece el primer candidato, lejos de pensar que podía ser la persona para concitar apoyos generalizados, muestran su contrariedad porque cuando pedían una candidatura única estaban pensando en una persona determinada y no, precisamente, proveniente del norte de la península.

Lo cierto es que la aparición por sorpresa de la candidatura de Patxi López ha roto muchos diseños y ha removido aún más las corrientes subterráneas y superficiales que sacuden al PSOE. Aunque había rumores de esa tercera vía, ha extrañado el momento de presentarla y lo contradictorio de sus primeros movimientos. Normalmente las terceras vías (es un clásico) aparecen en el último instante y como fórmula amigable de terminar con una contienda planteada, pero nunca al principio de una carrera electoral. De hecho, tanta extrañeza ha causado el momento que el exlehendakari ha elegido para anunciar sus intenciones, que sus primeros esfuerzos han tenido que ir encaminados a afirmar que su candidatura no trata de cortarle el paso a ninguna otra y que no pretende, al final, llegar a un acuerdo para evitar la confrontación electoral. Es decir, se ve obligado a desmentir lo que a simple vista parece.

Porque no se entiende bién este precipitado movimiento de López si detrás de su candidatura no aparecen apoyos e intenciones que ahora mismo no se ven. Extraña que la persona que podía haber significado una propuesta más conciliadora del llamado sector pedrista, comparezca no con el apoyo, sino con el rechazo manifiesto de gran parte de este sector. Y, por tanto, lejos de unir o potenciar el grupo de militantes y dirigentes que salió derrotado del comité federal de primeros de octubre, su decisión supone una ruptura de este sector y por tanto su evidente debilitamiento. Y da la sensación que esta decisión es producto de una operación de gabinete, un acuerdo de dirigentes que no han sabido interpretar la voluntad de los militantes a los que representa. Y si hay una cosa clara es que, a estas alturas, las operaciones de mesa camilla ya no suelen tener éxito. Puestos a sacar una primera conclusión de este movimiento es que es una buena noticia para los seguidores de Susana Díaz. Pero aquí nada es definitivo. (Continuará)

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