Navidad

El lunes leíamos en muchos periódicos: "Miles de personas llenaron los centros comerciales aprovechando el primer domingo de la pre-Navidad". Entiendo que los que trabajamos durante la semana tengamos que aprovechar estos días para hacer algunas compras para la celebración de la Navidad, para reponer algunas piezas del belén que los más pequeñines han roto, adornos que ya están algo deteriorados por el tiempoý Pero de eso a ese afán desmesurado -el que también pude comprobar- en algunos comercios. Gracias a Dios no he vivido ninguna guerra, pero daba la impresión que se nos venía encima una y había que abastecer los hogares de todo. Y es que la gente hace planes para reunirse, divertirse mucho, pero en realidad la mayoría no sabe ni de qué se trata. Qué pena que olviden un año más que en Navidad lo que se celebra es recordar que nació Jesús. A ese démosle cabida en nuestros hogares y no le dejemos fuera de casa sin invitarle a pasar dentro, ya que es su aniversario el que se celebra. No hagamos como los habitantes de Belén, que le cerraron sus puertas porque no había cabida para él. Cojamos en nuestros brazos a ese Niño, que nace pobre, y nos enseña que la felicidad no se encuentra en la abundancia de bienes. Él viene sin ostentación alguna y nos anima a ser humildes.

El control de las carreteras

En los presupuestos que acaba de presentar el ente público de Radiotelevisión Española, RTVE no prevé ni un solo euro en concepto de retransmisión de corridas de toros. Sin embargo, mientras en el Parlamento aún sigue debatiéndose sobre ello, los acontecimientos taurinos más importantes del país -la madrileña Feria de San Isidro de mayo, los Sanfermines de Pamplona a principios de julio- por otro lado ya llevan retransmitiéndose desde hace tiempo por la televisión de pago. Así pues, la lidia sigue el desarrollo del fútbol, donde tanto la Liga como la Champions League ya sólo pueden seguirse en gran parte por satélite en cadenas privadas de pago. Lo que sí aumenta es la sensibilidad frente a lo que ocurre en el ruedo. La muerte ritual de toros ha sido excluida de la programación televisiva de tarde por el bien de los niños. Quien de por sí se remita al recuerdo de una España vieja y ya superada al asistir a este atroz espectáculo, proclama de buen grado los ideales de una Europa unida que ya no tolera el culto a la sangre y a la brutalidad. Mientras las retransmisiones escasean cada vez más, los empresarios de la tauromaquia buscan a sus seguidores en otras partes, como por ejemplo en Asia, mostrándose dispuestos a realizar concesiones. (...)

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