Luces y sombras

Antonio Méndez

Un 'Thyssengate' de corralitos

UNA de las ventajas, e inconvenientes, de las redes sociales es que le ponen título a las cosas, si cuaja circula por ellas a toda velocidad, si no desaparecen con más rapidez de la que invierte el creador del lema. Al conflicto en el museo Thyssen de Málaga, un periodista le colocó la etiqueta de Thyssengate, y tuvo éxito inmediato con el apodo.

Sin embargo, en esta historia no hay micrófonos ocultos sino algo tan superficial y propio de la condición humana como la pugna por el poder, incluso de un museo. La pinacoteca lleva menos de tres semanas abierta. El gran regalo para el mandato de Francisco de la Torre, que pudo exhibirlo en las cadenas nacionales, acompañado de la benefactora, Carmen Thyssen, y del actor español más internacional, hasta la irrupción de Javier Bardem, Antonio Banderas.

Ayer las noticias negativas del Thyssen malagueño se pasearon por las webs de los periódicos de difusión nacional más importantes de España. La directora ha dimitido, uno de los expertos de arte más consagrados, también dice adiós. Y, de nuevo, aparece la figura de Javier Ferrer, el ex jefe de gabinete del alcalde y ex gerente de la Fundación Málaga 2016 que formó un tándem explosivo con Juan López Cohard, con el conocido desastroso resultado para las aspiraciones culturales de la ciudad. En aquella ocasión fue Ferrer el que presentó su renuncia. Ahora es él, el gerente, quien gana el pulso y provoca la huida de los expertos artísticos de este barco recién botado.

Desde el Ayuntamiento, la consigna del equipo de gobierno tras el shock inicial, aunque el asunto lleva coleando días, fue clara: "Lo único importante es que Málaga tiene un museo Thyssen". La baronesa también le quitó hierro al asunto. Pero la imagen de la ciudad sale muy dañada por la pésima gestión de un conflicto donde se mezclan intereses personales y corralitos.

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