Tiempo Un frente podría traer lluvias a Málaga en los próximos días

ACERTÓ Francisco de la Torre al excluir a Elías Bendodo del delfinario de su sucesión. Nada que ver los mamíferos de sangre caliente con la frialdad del pez que no necesita subir a la superficie ni para respirar. Como vivimos en el Mediterráneo, confundimos las aletas que se observan en el horizonte. Pero por estas aguas también habitan escualos. Es cierto que me confundo al identificar su especie. A veces del tipo anguila, otras, duende, en ocasiones, tigre, a menudo, martillo, pero siempre, zorro. Nunca es ángel. Pero tiburón al fin y al cabo.

Bendodo merece atención. Encandiló a la ex alcaldesa Celia Villalobos y también a su mayor enemigo, el entonces presidente del PP Joaquín Ramírez. Él lo nombró secretario general del partido para comprobar después que el ahijado no tenía reparos en suceder al padrino. Pero ya con el apoyo del líder regional. Hace un par de semanas, en un foro en la Cope, el propio Javier Arenas lo señalaba como el político de mayor proyección de Andalucía y le fijaba un plazo de diez años para alcanzar cualquier meta. Craso error, el dirigente quizá no ha reparado en que Bendodo ha comenzado a lucir con gusto canas en sus sienes, signo más que evidente de que quiere que le dejen de juzgar como futura promesa.

Como directivo no tiene precio en estos tiempos. Capaz de defenestrar con firmeza a un amigo, el concejal de Urbanismo, Manuel Díaz, y diseñar al tiempo la estrategia para que el edil presente su ajusticiamiento como una inmolación, con lo que el afectado acaba más que agradecido a su propio verdugo. Más espacio en el acuario.

Creo que De la Torre sospecha de la verdadera ambición de Bendodo, quizá por eso el alcalde no lo citó entre sus posibles relevos. Y esta semana desveló, raudo, que su número 2 irá a la Diputación, si la gana el PP. Pero el aludido no da pistas, acecha y espera. El regidor ya ha leído que le dobló la mano al confeccionar la candidatura. Lógico, si el reto de De la Torre era aportar independientes de prestigio, como está vista la política. Así que Bendodo se ha allanado el camino, primero con la criba, luego al colocar sus piezas en la Casona. Y a diferencia del actual inquilino, sabe hacer equipo con facilidad. De tiburón gris a tiburón blanco.

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