Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

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La debilidad histórica del PP en Andalucía se ve ahora agravada por el impulso que ha tomado Ciudadanos

Rajoy, según lo que ha anunciado su partido, se hará presente este fin de semana en Andalucía: presidirá una reunión, en principio de trámite, del PP de Sevilla y se fotografiará al lado del candidato a la Presidencia de la Junta, Juanma Moreno, y del que, si las cosas no cambian, sería el aspirante a la Alcaldía de la capital, Beltrán Pérez. Bueno es que el presidente se aleje un poco del agujero negro catalán, que devora toda la actividad política del país, y se preocupe un poco de lo que le pasa a su partido por aquí abajo, que no es poca cosa, y de paso le eche un vistazo a los problemas de los andaluces, habitantes de una región donde la Junta lo ocupa todo y hacia la que el Gobierno de la nación no da muestras de especial dedicación.

La debilidad histórica del PP en Andalucía -salvo en el breve lapso de tiempo en el que Javier Arenas acarició las puertas del Palacio de San Telmo- es uno de los condicionantes, por no decir unos de los déficits, de nuestra vida política desde hace décadas. No se olvide que Andalucía es la única comunidad de España donde nunca se ha producido alternancia. Cabría preguntarse si es porque el PSOE lo ha hecho tan bien que no ha dejado espacio para el desarrollo de una fuerza de derechas o porque el PP lo ha hecho tan mal que le ha dejado todo el campo libre al partido que se presenta como la izquierda moderada. Creo que hay más de lo segundo que de lo primero y que la situación además no está en línea de cambiar, sino más bien de todo lo contrario.

El problema no es sólo el liderazgo de los conservadores en Andalucía, que también. Se trata sobre todo de que un partido que ha sido capaz de tener mayorías absolutas en España ha demostrado una pertinaz incapacidad para elaborar una propuesta atractiva para la región. Tampoco ayuda la situación de Juanma Moreno, que nunca ha contado con apoyos suficientes en provincias tan destacadas como Sevilla y que no termina de aparecer como una auténtica alternativa. A esos males que vienen de lejos se une ahora el crecimiento de Ciudadanos, que le va a disputar el espacio y, si las encuestas y la propia percepción de la calle no se equivocan, amenaza con quedarse con la mayor parte del pastel que no irá a manos de los socialistas.

Así las cosas, Susana Díaz medita en silencio cuándo y cómo le va a dar carpetazo a una legislatura que ya no tiene mucho más que desarrollar. Bien haría Rajoy en aprovechar su presencia este fin de semana en Sevilla para tomar nota. Y decisiones.

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