Crónica Personal

Toque a rebato en el 12-O

Se hacían cábalas sobre la respuesta de Puigdemont al requerimiento del Gobierno y si proclamó o no la independencia

Nunca hubo en la Fiesta Nacional tantos ex como este año. Los ex ministros y altos cargos del PP no suelen faltar, pero los socialistas eran reticentes. Esta vez, sin embargo, llamaron a rebato: ante el desafío a la unidad de España y el rechazo de las autoridades y los independentistas catalanes a la Fiesta Nacional por ser nacional y al discurso del Rey, decidieron que había que dar un paso al frente. Incluso Felipe González, que en pocas ocasiones acudía. E incluso Alfonso Guerra, que sólo había ido una vez antes y también porque se había generalizado una campaña de desprestigio hacia la Corona y a don Juan Carlos. Ayer, con su capacidad de decir en pocas palabras lo que piensan muchos, decía: "Aquí está el espíritu del 78". Ése que los dirigentes catalanes de ahora, más Pablo Iglesias y sus afines, pretenden liquidar.

Fue una fiesta grande en la que se cambiaban impresiones sobre el accidente aéreo que tiñó de desgracia una fecha que debía ser celebración, y en la que no había grupo en el que no se hablara de Cataluña. Se hacían cábalas sobre la respuesta que dará Puigdemont al requerimiento del Gobierno, si proclamó la independencia, si no la proclamó o si se queda sin responder… lo que sería considerado un como le advirtió Rajoy. Contaban que el president se encuentra confuso entre lo que le aconsejan sus compañeros políticos y lo que le aconsejan sus abogados. El presidente Lambán contaba que una pequeña caja aragonesa ha ingresado esta semana 7 millones de catalanes que retiran sus depósitos de su región, y en otro corrillo daban informaciones que, si eran ciertas, serían de escándalo, porque indicaban que importantes organizaciones independentistas tenían sus dineros fuera de Cataluña.

Se teme lo que pueda ocurrir con las comparecencias ante el juez de los líderes de la ANC, Òmnium y el jefe de los Mossos; se especulaba con qué se dijeron Puigdemont y Colau hace unos días; un Pedro Sánchez descorbatado prefería no adelantar qué debe ser reformado de la Constitución, y Soraya Sáenz de Santamaría decía, con razón, que según preguntes a un ingeniero o a un juez interpreta las palabras del president como proclamación de independencia o como una declaración sin efectos jurídicos.

Montilla, ex ministro y ex president, tenía una certeza: va a haber elecciones autonómicas ya. Convocadas por Puigdemont o por quien le sustituya si a través del 155 se produce una sustitución. Alguien de su entorno añadía que las volvería a ganarlas el independentismo: Esquerra, para ser más concretos. El PDeCAT está para el arrastre.

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