Todo es relativo

ÁNGEL RECIO

Traficante e ingeniero

ESTE verano está siendo, informativamente hablando, de toma pan y moja. Es curioso porque cuantas más cosas pasan, más difícil parece sorprenderse. Pero no. Hay noticias que siguen llamando la atención, lo que demuestra que el mundo sigue girando.

Han pasado varios días, pero aún no salgo de mi asombro con la fuga del Chapo Guzmán, el principal narcotraficante mexicano, de una supuesta cárcel de alta seguridad. Se ve que sus secuaces no solo tienen habilidad para traficar, extorsionar y matar, sino que tienen grandes dotes para la arquitectura y la ingeniería. Eso sí que es una plantilla productiva. Compraron un terreno anexo a la prisión e iniciaron las obras sin mayor problema. Primero un edificio y luego un túnel de 1.500 metros de distancia que, curiosidades de la vida, acababa justo en la ducha de la celda del narcotraficante. El vídeo que han emitido en televisión no deja lugar a dudas. El Chapo pasea por su habitáculo y, de pronto, se va al baño y desaparece. Se coló por un sumidero enorme y terminó en su casa o donde diablos esté.

Ahora el gobierno mexicano se echa las manos a la cabeza y reconoce que debía haber alguien compinchado entre los trabajadores de la cárcel. La pregunta que tendría que hacerse Peña Nieto no es qué empleado público estaba en el ajo sino si había alguien que no lo estuviera, incluyendo a miembros de su propio gobierno, porque es de traca. El ridículo de México en este asunto es mayúsculo y demuestra que, por mucho que se presente como mercado emergente, siempre tendrá la lacra de la inseguridad, la corrupción y la droga. Encima le dan excusas al pamplina de Donald Trump para meterse más con ese pueblo.

Y en España nos rasgábamos las vestiduras porque la Pantoja se desayunaba con la directora de la prisión. Parece ahora un tema menor. Tampoco veo a Paquirrín cavando, a no ser que al final del túnel haya un bar.

Propongo a las autoridades locales que se dejen de historias y contraten a los aliados de El Chapo para hacer las obras del Metro de Málaga. 1.500 metros de túnel construidos en poco más de un año y en su currículo adjuntan una notable experiencia previa, porque en mayo de 2014 hicieron otro para liberar a tres delincuentes de otro penal y parece que es práctica habitual para pasar la droga desde México a Estados Unidos. Garantizan el trabajo en tiempo récord y son sigilosos, por lo que no molestan ni a los vecinos ni a los comercios. Entran hoy en El Corte Inglés y salen en Navidad en la Marina. Y el tren ya lo ponen ustedes, pinches.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios